Alemania.
El río Elster del Estado alemán de Brandeburgo se ha secado a causa del calor y la sequía. Al menos una parte del agua se repone a través de una tubería conectada a un lago cercano.
Uwe Steinhuber trabaja para una empresa estatal que cultiva estos antiguos paisajes mineros y monitorea el río Elster.
“Esta zona se ha secado repetidas veces durante las olas de calor del verano de los años 17, 18 y 19. Fueron años muy secos en los que se acumuló un déficit general de lluvias. Hoy sufrimos un déficit anual de precipitaciones”, explicó Uwe Steinhuber de la Compañía de Administración Minera de Lusacia.
Las sequías extremas ya son habituales en muchos países del mundo a causa del calentamiento global. Aquí, en Brandeburgo, los bajos niveles de agua preocupan mucho.
En un control de inundaciones, Maik Ulrich se encarga de repartir el escaso recurso de los lagos y ríos locales hacia donde más se necesita. Cada temporada de sequía hace más difícil su trabajo.
“La escasez de agua atiza los conflictos entre quienes necesitan el agua del río y la escasez, que es cada vez más frecuente, agrava los conflictos”, dijo Maik Ulrich de la Compañía de Administración Minera de Lusacia.
En otras zonas de Brandeburgo, las autoridades ya han limitado la cantidad de agua para los hogares, pero a solo 50 kilómetros de aquí, hileras de árboles quemados evidencian otro peligro.
Mathias Bauer y otros voluntarios luchan contra las llamas en este bosque de Brandeburgo. Fue uno de los incendios más devastadores de este año. Arrasó mil hectáreas.
“La situación amenazó nuestras vidas y llevó al límite a algunos bomberos experimentados. Algunos incluso tuvieron que correr para salvarse”, contó Mathias Bauer, jefe de bomberos voluntarios de Bad Liebenwerda.
La policía investiga si el incendio fue provocado. No obstante, los bomberos aseguran que la sequía favoreció una propagación muy rápida.
“Se puede ver lo seco que está. Si cavamos en el suelo, se ve que la superficie está totalmente seca por la falta de lluvias”, reveló Mathias Bauer.
Ahora, Mathias y sus compañeros se entrenan para combatir incendios más intensos a los acostumbrados.
“Lo hemos visto en el sur de España o el sur de Francia, en donde los incendios forestales serios son más frecuentes. Los bomberos de esos países están familiarizados con esos incendios. Nosotros aquí nunca habíamos visto nada parecido”, expresó Mathias Bauer.
Uwe cree que a Brandeburgo se le agota el tiempo para adaptarse al rápido cambio climático.
“Debemos afrontarlo. El cambio climático también llegará aquí. Los científicos dicen que nos enfrentamos a una posible desertificación en los próximos 20 o 50 años”, confesó Uwe Steinhuber.
Con Brandeburgo asfixiado, no hay duda de que el calentamiento global ha llegado para quedarse.
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