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La “nueva gripa porcina” no es una amenaza actual

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México

En la primera semana de junio de 2020 la noticia del hallazgo de una nueva cepa viral en cerdos que puede afectar a los seres humanos ha comenzado a encender nuevas alarmas, principalmente en los portales de noticias de diversas partes del mundo, incluidos México y América Latina.

Sin embargo, el hecho de que la comunidad científica haya puesto mucha atención a este patógeno está lejos de significar que debamos entrar en un estado de alerta por interpretaciones imprecisas, alarmistas y sin el contexto necesario de lo que se conoce hasta ahora sobre esa cepa.

Como parte de esa vigilancia permanente, el equipo que investiga este caso estudió poblaciones de cerdos de granjas ubicadas en 10 provincias de China, de enero de 2011 a abril de 2018.

En ese periodo recolectaron más de 29 mil muestras nasales de cerdos sacrificados y otras mil 16 muestras nasales y tejidos pulmonares de cerdos con síntomas de enfermedad respiratoria.

Tras analizarlas, encontraron una cepa que contiene fragmentos de los virus de gripe aviar H1N1, incluidas algunas secuencias genéticas del virus pandémico del 2009 y algunos genes internos, a la que denominaron G4 EA H1N1.

Al llevarla a laboratorio, los investigadores se dieron cuenta que la G4 EA H1N1 tiene el potencial de infectar células epiteliales humanas (las que recubren todos nuestros órganos) de las vías respiratorias.

Además, se realizaron pruebas a 338 trabajadores de esas granjas, entre los cuales 10 por ciento resultó positivo al virus y 20 por ciento había desarrollado anticuerpos al mismo, lo cual indica que habían sido infectados anteriormente.

Más datos para ser menos alarmista

“No hay reportes de que esas personas seropositivas con anticuerpos hayan estado seriamente enfermas”, escribió al respecto en su cuenta de Twitter la viróloga de la Universidad de Columbia, Angela Rasmussen.

Además, de acuerdo con ella, el hecho de que se hayan hecho pruebas en solamente 338 personas no es suficiente para determinar su impacto en la población general ni si otras personas podrían tener una respuesta inmune suficiente para mitigar la severidad o la transmisibilidad de la enfermedad.

Por su parte, el biólogo de la Universidad de Washington, Carl Bergstom escribió en Twitter al respecto:

“Todo indica que el virus G4 tendría que someterse a varios cambios evolutivos para diseminarse rápidamente entre la gente, y puede ser que nunca lo haga. ¿Y qué si lo hace? Sabemos cómo hacer vacunas para los virus de influenza. Podría incluirse en una vacuna estacional, el único problema es el tiempo”.

Por proyecciones epidemiológicas, se sabe que los virus respiratorios y aquellos transmitidos por vectores (malaria, dengue, chikungunya) están a la orden del día. Muchos de ellos, en efecto, pueden propiciar epidemias, pero dado que el momento en que sucederán es incierto, en vez de preocuparnos ante la incertidumbre, los especialistas coinciden en que podríamos poner nuestros esfuerzos y preocupaciones en protegernos de la que ya tenemos en frente.

Además, recordemos: no es una cepa nueva, circula (en China, al menos) desde 2016 y desde entonces a la fecha no existen reportes del patógeno en la población que no está expuesta a la fuente.

Tampoco se han identificado contagios de humano a humano, ni existen muestras de que genere una enfermedad grave en quienes se infectaron.

Por: Aleida Rueda/ Red Mexicana de Periodistas de Ciencia

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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