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Deseos contra la COVID-19 se hacen hueco entre las miniaturas del mercado de Alasitas en La Paz

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La PazBolivia.

Los deseos de salud y protección contra la pandemia se hicieron este año un hueco entre las miles de miniaturas del mercado de Alasitas en La Paz, que visitan miles de personas en busca de cumplir sus sueños.

En la laberíntica feria se ofrece infinidad de figuritas que emulan en tamaño reducido los deseos de los consumidores que acuden cargados de fe y devoción para comprar y hacer sus sueños realidad.

Este año todos van cubiertos con mascarillas para prevenir en el atestado recinto el contagio de covid-19, que ha dejado en Bolivia más de 260.000 casos y 12.000 muertes.

Los puestos ofrecen miniaturas artesanales de casas, automóviles, títulos universitarios, fajos de billetes y cualquier deseo que uno pueda imaginar. Pero ahora las cosas habituales comparten sitio con réplicas de mascarillas, botes de alcohol en gel, test PCR negativos o incluso vacunas.

Una singularidad que se da en medio de las tradiciones de la cultura aymara que impregnan la creencia de que quien compra una miniatura obtendrá lo que representa en la realidad.

Lo más importante, explica a la AFP la vendedora Rosana Morales, de 66 años, es llegar «con la fe de tener lo que uno desea».

«Alasitas es algo muy especial, tan simbólico, es de mucha fe para todos los que vienen y adquieren estas miniaturas, porque con esa fe que compran se les cumplen todos los deseos», afirma.

– Salud en época de coronavirus –

Morales explica que este año la gente solicita test de detección del coronavirus negativos, que ella regala a cada comprador para que sus clientes tengan buena salud.

En su pequeña tienda hay miniaturas de negocios como carnicerías, farmacias o pastelerías en donde los muñecos tras el mostrador llevan puesta la mascarilla.

«Esto es para que todos aprendamos a cuidarnos porque esto no va a durar ni un mes, ni un año, esto va a durar mucho y entonces aprendemos a educarnos», señala.

Varios puestos más allá, entre la muchedumbre, un hombre vende paquetes que contienen tapabocas y botes de gel desinfectante en tamaño reducido, y a unos metros otra tendera vende paquetes de vacunas de Pfizer/BioNTech, Sinovac o Sputnik del tamaño de una caja de cerillas.

El covid-19 propició que la apertura de Alasitas, que cada año se hace el 24 de enero en coincidencia con la llegada del periodo de siembra, ahora sea el 24 de marzo, que en este caso coincide con la época de cosecha.

– Prosperidad y abundancia –

Alasitas (que en lengua aymara significa «cómprame») es un mundo en sí mismo que ofrece los mejores deseos a los clientes, quienes creen que serán ayudados por el Ekeko, deidad de este pueblo originario encargada de provocar la lluvia durante la siembra para garantizar una buena cosecha posterior.

Los compradores buscan prosperidad y abundancia a través de una ofrenda a la Pachamama, la madre tierra para los aymaras, que se obtiene, según la creencia, con estas miniaturas, que una vez adquiridas pasan por un ritual llamado Ch’alla (bendición) ejercido por un «yatiri» (curandero).

Los objetos son rociados con alcohol, vino o cerveza mientra se realizan rezos y se queman maderas para que el humo que emanan cubra el ritual.

El yatiri Wilfredo Murga, de 64 años, explica a la AFP que el ritual busca «tomar la energía cósmica» para sembrar esos deseos y cosecharlos a lo largo del año.

La feria de Alasitas abre cada año con el ofrecimiento a la Pachamama de una gran bandeja de madera sobre la que se coloca un sullu (feto de llama deshidratado), dulces y madera, sobre la que se esparce algún líquido alcohólico y posteriormente se quema mientras se realiza la oración.

– Cultura, fe y tradición –

Más allá de la ritualidad aymara, pueblo originario mayoritario en Bolivia junto al quechua, bolivianos de todo tipo y condición van a Alasitas para hacerse con su miniatura.

Juan Vargas y su esposa María Almeida, ambos de 58 años, acudieron enfocados en su deseo de tener una casa. Él compró para su mujer la figura de una casa de dos pisos, con un coche en el garaje y una carretilla llena de elementos de construcción. Ella a él una pila de billetes dólares para que no falte la prosperidad económica para mantenerla.

«La costumbre de todo boliviano es venir a la feria de Alasitas y cumplir sus sueños, comprar billetes, una casa o un auto, pero todo en miniatura. Uno tiene que hacerlo con mucha fe y devoción para que se realice y cristalice al año siguiente», explica a la AFP Vargas, entusiasmado con montañas de billetes en miniatura en las manos.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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