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Plumas NCC | El cambio climático y la absorción del carbono…

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Por: Walter Pengue (Argentina).

Entre finales del pasado año y el 4 de Abril ppdo., el IPCC ha liberado a la opinión pública tres Reportes sustantivos correspondientes a la Ronda VI del mismo y que han abordado cuestiones que se basaron en los aspectos biofísicos del cambio climático (Primer Informe), los impactos, adaptación y mitigación (Segundo Informe) y el tercero que ha tratado sobre la Mitigación del Cambio Climático, es decir, las acciones imprescindibles de llevar adelante en distintos planos para lograr estabilizar el clima alrededor de 1,5 C.

El Sexto Informe de Evaluación (AR6) del IPCC, abordó la comprensión más actualizada del sistema climático, con una revisión de miles de documentos científicos utilizados para la confección de los tres informes. Los resultados de la primera parte del AR6, sobre la ciencia física del cambio climático, se publicaron en agosto de 2021 y fueron una contribución clave a la COP26 en Glasgow, brindando información para las negociaciones climáticas y la toma de decisiones y arrojando luz sobre nuevos compromisos y medidas para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.

En las próximas dos décadas, el planeta afrontará diversos peligros climáticos inevitables con un calentamiento global de 1,5 °C. Incluso si se superara temporalmente este nivel de calentamiento, se generarán impactos graves adicionales, algunos de los cuales serán irreversibles. Se incrementarán los riesgos para la sociedad, en particular para la infraestructura y los asentamientos costeros de baja altitud. 

Por eso, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres conminó el pasado 4 de Abril, a los líderes mundiales a tomar medidas urgentes con el objetivo limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5° centígrados para fin de siglo con respecto a los niveles preindustriales y alertó de la desgracia que el fenómeno acarreará si no se actúa con celeridad. Dijo Guterres, apoyando con firmeza lo que un grupo de casi 300 científicos que redactaron el reporte indicaron: el mundo va por la vía más rápida hace el desastre, por lo que el momento de actuar es ya

El aumento de olas de calor, sequías e inundaciones ya han superado los umbrales de tolerancia de las plantas y los animales, y provocado la mortalidad en masa de diversas especies desde árboles a corales. Estos fenómenos meteorológicos extremos se producen de manera simultánea, lo cual genera impactos en cascada que resultan cada vez más difícil de ser controlados.

Debido a estos fenómenos, millones de personas han quedado expuestas a una situación de inseguridad alimentaria e hídrica aguda, especialmente en África, Asia, América Central y del Sur, como así también en los países insulares y el Ártico.

A fin de evitar una mayor pérdida de vidas, biodiversidad e infraestructura, es preciso tomar urgentemente medidas ambiciosas de adaptación al cambio climático y, a la vez, lograr mitigarlo con reducciones rápidas y pronunciadas de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Somos nosotros como especie, quienes estamos provocando estos y otros procesos tanto o más complejos y dramáticos. Y está también en nosotros como sociedad global, desde dónde pueden emerger las soluciones que nos permitan migrar este andarivel que nos llevan al desastre a otro sostenible, en el período que nos tiene presentes desde este año hasta el 2100. 

Y aquí, las políticas que atiendan a la promoción de una mitigación de los daños basada en la ciencia, la tecnología y la innovación como caminos seguros para la regulación del clima puede encontrar en algunas de las propuestas del Informe 3 del IPCC algunas lógicas para ser llevadas adelante, entre ellas y la más necesaria quizás tenga relación directa con el alcanzar la carbono neutralidad y metas para fijar el carbono en plazos largos en el suelo o en el mar. 

Los científicos del Informe 3 del Reporte 6 que hemos publicado recientemente, indicamos que existen métodos que pueden extraer el dióxido de carbono de la atmósfera y almacenarlo en la tierra, bajo tierra o en los océanos, lo que hemos llamado remoción o eliminación de dióxido de carbono (CDR, en inglés).

Entre las propuestas presentadas en el documento – escrito por 278 científicos de los cuales el 41 por ciento perteneció a los países en vías de desarrollo y el 59 por ciento a los desarrollados, con un aporte de un 47 por ciento de nuevos investigadores, noveles en las temáticas del IPCC – se encontraron alternativas que pasaron desde prácticas vinculadas a la relevancia en el cambio de uso de los suelos a la geoingeniería, decisiones con más o menos consenso, hasta pasando por procesos de innovación tecnológica a la incorporación de una importante perspectiva (novedosa en el marco del IPCC) como lo es, la innovación social. 

Dentro de los métodos para remover el carbono de la atmósfera (CDR) por largos períodos, los científicos clasificaron tres categorías: Métodos biológicos, Métodos Geoquímicos, Métodos Químicos

Los Métodos Biológicos, en los que el CO2 se elimina de la atmósfera a través de la fotosíntesis de las plantas, incluyen:

  • Reforestación: Esto es convertir tierras en bosques donde antes existían bosques, lo que conlleva a una recuperación de áreas degradadas.  
  • Forestación: convertir tierras en bosques que históricamente no han sido forestadas. En este punto debo destacar que, más allá de la propuesta de los científicos, es menester destacar la importancia de la restauración y la recuperación de bosques más que las plantaciones, cuya función y servicios se reducen de forma sustantiva
  • Secuestro de carbono en el suelo: gestionar el manejo de las tierras de cultivo y los pastizales de manera que aumenten el almacenamiento de carbono en el suelo. La propuesta de la siembra directa, fija carbono y ha sido implementada por prácticas agroecológicas históricamente.  Me parece importante destacar que esto, se diferencia especialmente de la siembra directa industrial, que por un lado permite fijar carbono, pero por el otro, lleva una carga de agroquímicos, especialmente herbicidas, en los cuales basa sus lógicas productivas. 
  • Restauración de turberas y humedales costeros: restauración de turberas degradadas y dañadas para evitar emisiones directas y aumentar la cantidad de carbono almacenado.
  • Sistemas Agro-silvo-pastoriles: prácticas de manejo de la tierra que integran árboles y arbustos con cultivos y/o ganado para aumentar el almacenamiento de carbono en la vegetación y en los suelos.
  • Gestión sostenible de los bosques para aumentar las reservas de carbono forestal y la producción de madera.
  • Biochart: el material vegetal o animal que se ha calentado, bajo condiciones de muy bajos niveles de oxígeno,  para convertirlo en carbón se puede aplicar luego a los suelos, almacenando carbono en escalas de tiempo muy largas.
  • Bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS, en inglés): utilizando biomasa – incluso de plantaciones de árboles y desechos orgánicos – como combustible para generar calor y/o electricidad, y luego captura y almacenado de las emisiones.
  • “Carbono azul” en ecosistemas costeros: restauración de ecosistemas costeros, incluidos los manglares, marismas y campos marinos para que almacenen carbono adicional.
  • Fertilización del océano: Los científicos sugieren agregar nutrientes como nitrógeno y hierro al océano para estimular el crecimiento de las algas, las que almacenan carbono y van hacia el  fondo marino cuando mueren.
Los Métodos Geoquímicos incluyen:
  • Meteorización mejorada: extraer rocas que absorben naturalmente CO2 de la atmósfera y luego triturarlas y esparcirlas en los suelos.
  • Mejora de la alcalinidad del océano: agregar minerales alcalinos al océano, lo que convierte el CO2 en formas minerales de larga duración.
Los Métodos Químicos comprenden:

La Captura y almacenamiento directo de carbono del aire (DACCS, en inglés) responde a  un proceso químico que tiene como objetivo tomar el CO2 de la atmósfera y luego almacenarlo bajo tierra.

  • Estos métodos de CDR varían en cuanto a su preparación tecnológica, potencial de mitigación, costos, beneficios más amplios, efectos secundarios adversos y requisitos de gobernanza.
  • También varían en términos de cuánto tiempo pueden almacenar carbono. Las escalas de tiempo van desde décadas hasta más de diez mil años, dependiendo de si el carbono se almacena en la vegetación, el suelo, los minerales o los depósitos geológicos.
  • También puede haber beneficios colaterales y efectos secundarios adversos en la implementación de CDR, según el contexto. Por ejemplo, la restauración de los ecosistemas podría mejorar la salud del suelo y beneficiar la biodiversidad pero, en algunas circunstancias, podría afectar negativamente la producción de alimentos.
  • Los impactos en los ecosistemas son los menos conocidos para los métodos de CDR basados ​​en el océano.
  • Actualmente, solo se practican ampliamente la forestación, la reforestación y la captura de carbono del suelo, a través de distintas prácticas y metodologías.

Es bastante claro que los métodos existen y varios de ellos están técnica y socialmente disponibles, aunque aún no se ha logrado escalar con ellos a una instancia global.  Además, justamente en ese proceso, es menester revisar bajo enfoques integrales los trade-offs emergentes sea por beneficios y por riesgos, entre las mejoras sociales, ambientales y climáticas para alcanzar los objetivos planteados por los científicos expertos y los decisores de políticas públicas, tanto globales como nacionales.

Seguramente no todos los métodos listados serán adecuados para todas las regiones, por lo que en cada espacio y sociedad, ameritará una revisión específica que implique la búsqueda de la transformación tecnológica y su ajuste tanto a la sociedad local y regional como así también su correspondencia, en todos los caos, con el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODSs). 

***

Wal­ter Pen­gue es Ingeniero Agrónomo, con formación en Genética Vegetal. Es Máster en Políticas Ambientales y Territoriales de la Universidad de Buenos Aires. Doctor en Agroecología por la Universidad de Córdoba, España. Es Director del Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente de la Universidad de Buenos Aires (GEPAMA). Profesor Titular de Economía Ecológica, Universidad Nacional de General Sarmiento. Es Miembro del Grupo Ejecutivo del TEEB Agriculture and Food de las Naciones Unidas y miembro Científico del Reporte VI del IPCC.

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