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Pablo Álvarez puede ser el primer astronauta español en pisar la Luna

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España.

En uno de los laboratorios de biología del Centro Europeo para Astronautas en Colonia lleva un mes formándose Pablo Álvarez. ¿Qué es lo que aprende exactamente? “Aquí aprendemos todo lo necesario para convertirte en astronauta. Todos venimos de distintos entornos, desde doctores, ingenieros, pilotos y lo que se trata es de ponernos a todos al mismo nivel en todas las asignaturas”, dijo Álvarez.

¿Cuándo podría ser la primera misión?

“El objetivo es que el primero de nuestra generación vuele en 2026 y que todos volemos a la Estación Espacial Internacional antes de 2030”, relató Álvarez.

Eso antes de 2030, pero el objetivo también lo tiene en mente, pisar la luna y ser el primer astronauta español en hacerlo.

“Vamos a ir pasito a pasito. Primero tengo que completar este año de formación, luego una misión a la Estación Espacial Internacional. Y una vez que no sea un astronauta novato, ya podríamos optar al siguiente nivel, que son las misiones Artemis a la Luna”, destacó Álvarez.

Y quién mejor que él para hablar de los efectos que produce un viaje al espacio. Nueve días duró el que Pedro Duque en 1998 fue el primer astronauta español.

“Es común y me pasó a mí tener complicación para el equilibrio. Si uno cierra los ojos se puede caer. Pesaban muchísimo los brazos. Me pesa la cabeza. Tenía agujetas en la espalda”, contó Duque.

Misiones más largas implican más riesgos. Un estudio de una universidad de Munich concluyó que el volumen del cerebro puede disminuir hasta un 3%. Probablemente, se dice, por una alteración del líquido cefalorraquídeo.

“Es muy importante este líquido porque participa en un sistema que se llama sistema glinfático, que es la linfa del cerebro, que lo que hace es limpiar de productos tóxicos, en el que probablemente también se produce una disfunción y esto justifica una reducción de lo que es la masa del encéfalo”, explicó el Dr. Jesús Porta.

Pasa por la falta de gravedad, pero ahí arriba los astronautas también se quedan sin la protección del campo magnético.

“Aquí a la Tierra de fondo natural solo nos llega el 15% de la radiación cósmica, pero en el espacio no hay blindaje ninguno”, comentó la investigadora, Beatriz Martínez. Eso también es negativo.

“Interacciona con la matriz, la rompe y eso, sobre todo, es particularmente dañino cuando lo hace en nuestro material genético puede ser fuente de tumores”, acentuó el Dr. Óscar Fernández.

Los científicos llevan años tratando de mejorar el sistema de blindaje de naves y trajes para que la exploración lunar sea lo más segura posible.

Por: RTVE.

 

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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