Por: Paola Gordon Luna (Panamá-México). 

Soy de la generación que se imaginó y maravilló con la posibilidad de tener automóviles voladores, alimentos saludables preparados con sólo apretar un botón, una Robotina que no sólo ayudara con las tareas del hogar, sino que tuviera personalidad propia, comunicación vía video-chat entre personas en espacios físicos distintos, todo esto antes de la existencia de Facebook y otras redes sociales.  Hoy en día, aunque aún no se expande el uso de automóviles voladores, gran parte de las novedades de la futurista serie animada “Los Supersónicos” ya son una realidad.

Mientras que la primera emisión de Los Supersónicos fue en 1962, en ese mismo año se discutía el concepto de Red Galáctica documentada por Joseph Carl Robnett Licklider, una de las figuras más importantes en ciencia computacional y de la historia informática, en donde reflexionaba acerca de las interacciones sociales que podrían ser propiciadas a través del networking o trabajo en red.

En la década de 1990 la Internet empezó a expandirse por todo el mundo cambiando el comercio global, la educación, el gobierno, la salud e incluso las relaciones personales. Cambios que siguieron materializándose con la aparición de los teléfonos móviles inteligentes, redes sociales y más recientemente con el desarrollo de los Metaversos.

Los Metaversos son -aunque aún no hay una única definición debido en parte a que son considerados la evolución de la Internet y no se sabe aún con certeza el alcance que pueden llegar a tener- espacios virtuales inmersivos con el potencial de ser interfaces entre las experiencias reales y virtuales.

En general, los metaversos están compuestos por un espacio virtual compartido a través de la Internet, interfaces o medios mediante los cuales los usuarios pueden entrar a los metaversos, infraestructura de intercambio de bienes, servicios y diferentes tipos de monetización, el software que sostiene la estructura de los metaversos pudiendo ser este centralizado, descentralizado o híbrido y los usuarios que interactúan en ellos.

Marc Zuckerberg, CEO de las Plataformas Meta, describe al Metaverso como la Internet plus sucesora de la Internet móvil, ofreciendo un mundo virtual donde las personas puedan socializar, trabajar y jugar siendo el siguiente paso en el desarrollo de la comunicación visualizada en tiempo real.

Se dice que el ser humano siempre ha querido jugar a ser Dios, y en este momento de la historia, estamos en la génesis de los metaversos, que, aunque nunca se igualen al mundo real, pretenden ser el nuevo mundo donde las personas puedan crear su propia identidad o varias identidades. Siendo amante del mundo del teatro, me imagino la posibilidad de crear distintos personajes y recrear diversas realidades en las que convives con otros personajes.

Aún estamos en la etapa temprana del desarrollo global de los Metaversos, principalmente porque en la situación actual, la infraestructura de Internet en gran parte del mundo aún es limitada para crear un entorno de transmisión de contenido totalmente inmersivo, por lo que se espera una inversión significativa en la Red 5G e incluso 6G.

La baja latencia, el tiempo que tarda una señal de datos en viajar de un punto de Internet a otro y luego regresar, es fundamental para crear una experiencia de usuario más realista. También se espera la diversificación de las formas de intercambio monetario (dinero) o en especie (bienes y servicios), que no sólo incluya las formas tradicionales de hacer transacciones económicas, sino también incorporando las formas digitales como criptomonedas (Bitcoin, Ethereum, etc.), monedas estables (USDT, Dai, etc.), monedas digitales del Banco Central (e-CNY, e-Naira, etc.), tokens (Robux, Minecraft, etc.) entre otras.

Yonatan Raz-Fridman, CEO de Supersocial, estima que para el 2030, el 80 por ciento de la población mundial habrá accedido a algún tipo de Metaverso, con Internet de alta velocidad y a través de algún dispositivo de Realidad Aumentada, Realidad Virtual, celulares y/o vehículos autónomos.

Así como la Internet revolucionó nuestras vidas, se cree que los Metaversos se convertirán en parte de nuestras vidas diarias siendo aplicadas en el comercio virtual y social, así como también, en las industrias del entretenimiento, publicidad, educación, salud, turismo, manufactura, reclutamiento de personal, servicios públicos, entre otros.

Por ejemplo, Corea del Sur, ha divulgado su plan para establecer una plataforma en el Metaverso. Su capital ha invertido unos 3 mil millones de dólares en el proyecto, como parte del plan Seúl Visión 2030 del alcalde de la ciudad. Si este proyecto se convierte en realidad, los ciudadanos de Seúl pronto podrán ponerse sus dispositivos de Realidad Virtual para reunirse con los funcionarios de la ciudad para consultas virtuales e incluso podrán asistir a eventos masivos.

¿Podremos diseñar servicios públicos eficientes en el Metaverso que sirvan de inspiración y guía a los servicios públicos actuales? Aún no lo sé, pero las tendencias indican que al menos el Metaverso será el principal medio de comunicación con los nativos digitales que hoy se están formando, y que en el futuro cercano serán líderes, usuarios y los ciudadanos que eligen a sus gobernantes.

Así como existen páginas web de gran parte de las instituciones públicas, muy posiblemente estas instituciones tendrán que estar en el Metaverso para dialogar con sus ciudadanos. Por ejemplo, en las empresas de agua y saneamiento, existe el potencial enorme para que éstas puedan transmitir a sus usuarios los procesos para llevar y gestionar agua hacia y desde sus hogares (procesos de captación, potabilización, distribución y tratamiento de aguas residuales) y los costos relacionados con estos para mejorar los procesos, incentivar el pago de tarifas, la reducción del consumo, entre otros.

Pero eso sólo es el principio, de una miríada de posibilidades en donde podría haber mayor participación y escrutinio público, pero también nuevas formas de operación, recaudación, reclutamiento, entrenamiento de personal, y recursos para simular escenarios y ofrecer alternativas frente a diversas situaciones como fenómenos meteorológicos, cambio climático, migración, entre otros.

Finalmente, me gustaría resaltar que, para crear nuevos mundos virtuales inmersivos, se requieren elementos del mundo natural (agua, suelo, recursos minerales) insustituibles, por lo que es y seguirá siendo importante no destruir nuestro mundo real para que los mundos paralelos puedan coexistir.

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Pao­la Gor­don Luna es especialista en gestión de recursos naturales. Tiene estudios en Biología y en Manejo de Proyectos en la Universidad de Panamá y en la Universidad de Utah. Es Maestra en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales por la Universidad de Guadalajara. Actualmente, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apoya a los gobiernos brindando asistencia técnica para mejorar el desempeño y la eficiencia de los sistemas de agua potable y desarrollar estrategias de planificación hídrica.