Pao­la Gor­don

Plumas NCC | Agua y mujeres coinciden en marzo

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Por: Paola Gordon Luna (Panamá-México).

El mes de marzo es el mes de las mujeres y del agua. Un sinnúmero de actividades se organiza durante este mes para conmemorar el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) y el Día Mundial del Agua (22 de marzo), y con ello recordar e impulsar la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona en condiciones de igualdad con el hombre y, por el otro, la importancia del líquido vital y concienciar acerca de la necesidad de gestionarla mejor.

Ya lo decía Juan Ramón Jiménez en su poema Agua Mujer “¿Qué me copiaste en ti, que cuando falta en mí la imagen de la cima, corro a mirarme en ti?”.  Agua y mujer símbolos de vida y fuerza.

El lema de la Organización de las Naciones Unidas para conmemorar el día internacional de la mujer este 2022 es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”.   Y aunque aún falta mucho por hacer, ya nos queda claro que no podemos pensar en un mañana sostenible sin agua y sin la participación de mujeres y hombres en igualdad de condiciones.

¿Cuán avanzadas estarían nuestras sociedades si hubiéramos entendido esto hace siglos y se hubiera brindado la libertad y condiciones necesarias a las mujeres para desarrollarse y brindar el máximo de sus capacidades físicas e intelectuales al desarrollo de sus comunidades? No existe el hubiera, pero ahora tenemos la oportunidad de aprender de nuestros errores, reivindicarnos y hacer más de lo que debimos haber hecho. Nos lo debemos a nosotros mismos y se lo debemos a las generaciones futuras.

Así como los hombres son distintos entre sí, las mujeres son distintas entre sí. Tanto hombres como mujeres deberían tener las mismas oportunidades y libertades para desarrollarse y contribuir a la sociedad en la forma que decidan y puedan, ya sea si deciden dedicar su vida a la familia, a la caridad, a la ciencia, la educación, el arte o la política por mencionar algunas ocupaciones.

Aunque los esfuerzos para reducir la pobreza son para todas las personas, el enfoque está en las mujeres porque de los 1,300 millones de personas que viven en pobreza en el mundo, el 70 por ciento son mujeres, aunque trabajen su labor no es reconocida ni remunerada, y además sufren de violencia de género, son sometidas a matrimonios infantiles, intercambiadas como mercancías y abusadas física y emocionalmente.

La participación de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la sociedad hacen que nuestras decisiones sean más integrales y las soluciones propuestas a los desafíos sociales, tecnológicos, económicos y/o ambientales estén analizadas y diseñadas para un espectro más amplio de la sociedad y no sólo a un segmento particular.

Como ejemplo práctico, ya perdí la cuenta de cuántas veces he entrado a baños públicos diseñados para mujeres en donde no hay espacio ni para poner las piernas, y aunque si bien es cierto que el que una mujer hubiera diseñado y/o construido el baño sea garantía de que se considere ese espacio, y otras condiciones para satisfacer las necesidades de las mujeres, lo cierto es que hay una mayor probabilidad de que eso ocurra, por lo que también es importante diseñar procesos para incorporar la perspectiva de género.

Por otro lado, tampoco podemos tener un mañana sostenible si tenemos un mundo en guerra. Debemos aprender a vencer nuestras diferencias ideológicas y en lugar de competir mujeres contra hombres, hombres contra hombres y mujeres contra mujeres deberíamos ponernos de acuerdo en utilizar el máximo de nuestras capacidades para atender los desafíos que desde hace siglos impiden que la humanidad en su conjunto tenga una vida próspera, y con mayor razón, ahora frente a los nuevos desafíos como el cambio climático.

Antes de que entendiéramos si quiera que el ser humano tenía un impacto en el clima mediante las emisiones de dióxido de carbono, ya teníamos el serio problema de lidiar con las consecuencias de una gestión ineficiente del agua, la falta de accesibilidad, el crecimiento poblacional, la producción de los alimentos, la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, entre otros.  El cambio climático exacerba estos problemas afectando negativamente no sólo a la humanidad sino a las otras especies de nuestro planeta.

“Aguas subterráneas, hacer visible lo invisible” es la temática del Día Mundial del Agua este año y es que gran parte de las ciudades dependen del agua subterránea para su existencia y sobrevivencia; sin embargo, su importancia es desconocida o subestimada, y, por lo tanto, no se diseñan políticas adecuadas ni se destinan recursos económicos suficientes para protegerlas y gestionarlas adecuadamente.

Habremos evolucionado como sociedad cuando cuidemos el agua que nos da vida y respetemos los derechos de las mujeres que nos permitan vivir en paz e igualdad.

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Pao­la Gor­don Luna es especialista en gestión de recursos naturales. Tiene estudios en Biología y en Manejo de Proyectos en la Universidad de Panamá y en la Universidad de Utah. Es Maestra en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales por la Universidad de Guadalajara. Actualmente, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apoya a los gobiernos brindando asistencia técnica para mejorar el desempeño y la eficiencia de los sistemas de agua potable y desarrollar estrategias de planificación hídrica.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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