Polonia
La Cumbre del Clima comenzó hoy en Katowice (Polonia), donde durante las próximas dos semanas se sucederán reuniones y complejas negociaciones para implementar el Acuerdo de París de 2015, que insta a frenar el calentamiento global recortando de forma drástica las emisiones contaminantes.
Se considera la COP24, es la cumbre más importante desde la de París, aunque la ausencia de grandes líderes mundiales durante su inauguración restó brillo a una cita que aborda amenazas planetarias que no entienden de problemas de agenda.
Todos los intervinieres hicieron hincapié en la importancia de dar pasos decisivos contra el cambio climático, y el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, exhortó a gobiernos e inversores a apostar «por la economía verde, no por el gris de la economía carbonizada».
Guterres recordó a los delegados presentes que hay que «movilizar cuanto antes recursos para mitigar el avance del cambio climático», e hizo énfasis en numerosas ocasiones en la «oportunidad económica que supone la transición a un modelo económico respetuoso con el medio ambiente».
«No estamos haciendo lo suficiente para capitalizar las enormes oportunidades sociales, económicas y ambientales que supone la acción climática», afirmó Guterres, quien como el resto de la plana de Naciones Unidas quiere hacer llegar a la sociedad global el mensaje de que un cambio a la economía verde es algo positivo que generará nuevas vías de negocio, empleo y bienestar.
Más reacio a este salto se mostró el presidente del país anfitrión, Andrzej Duda, quien en su línea mantuvo un discurso más ambiguo en el que abogó por la lucha contra el cambio climático aunque sin que eso suponga limitar la soberanía nacional de cada país y su disposición sobre sus propios recursos energéticos.
«El uso de los recursos naturales propios, en el caso de Polonia del carbón, y la seguridad energética que esto nos reporta no está en conflicto con la protección del clima y con el avance hacia una política climática más activa», dijo Duda durante su intervención ante el pleno, donde se desmarcó del resto de mandatarios que apostaron sin fisuras por reducir el uso de combustibles como el carbón.
Polonia aún depende en un 80% del carbón para producir su energía, pero pretende reducir su peso al 60% para 2030 y al 30% para 2040, tomando como referencia los niveles de 1990, gracias a una política energética basada en la energía nuclear (con la conexión a la red en 2033 de la primera de las seis plantas previstas) y fuentes renovables.
Según explicó a Efe el asesor de la Asociación Eléctrica de Polonia, Krzysztot Laskowski, el coste que tendrá la inevitable «decarbonización» de la economía polaca será «altísimo», a lo que se sumarán dificultades técnicas e incluso oposición popular.
Para la subdirectora del programa global de clima y energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Vanesa Pérez, «este tipo de citas dan la oportunidad a los países de tomar liderazgo», por lo que espera que el Gobierno polaco «comience a cambiar su discurso y a lanzar mensajes muy claros dirigidos a la reducción de emisiones y a una economía más limpia».
Expectativas aparte, esta cumbre «sólo será un éxito si se logra acordar reglas de implementación del Acuerdo de París, con un compromiso por escrito de los países para tener antes de 2020 sus acciones nacionales revisadas», subrayó Pérez.
Por: Nacho Temiño/ EFE
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