Estados Unidos.
Más del 58 por ciento de las enfermedades infecciosas causadas por patógenos, como el dengue, la hepatitis, la neumonía, la malaria y el zika se han visto agravadas por el cambio climático, según un estudio publicado el 8 de agosto en Nature Climate Change.
Los hallazgos se producen en momentos que muchas regiones del mundo atraviesan sequías y olas de calor sin precedentes, y cuando el mundo aún enfrenta la devastadora pandemia de COVID-19 de 2020-2021.
“Sabíamos de antemano que había un vínculo entre el cambio climático y las enfermedades causadas por patógenos, pero nuestra motivación fue cuantificar ese efecto, conocer cuán grande era”.
Prof. Camilo Mora, Departamento de Geografía y Medio Ambiente, Universidad de Hawaii
“Dadas las amplias y generalizadas consecuencias de la pandemia de COVID-19, es verdaderamente aterrador descubrir la enorme vulnerabilidad de la salud resultante de las emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo a SciDev.Net Camilo Mora, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Hawaii.
Los investigadores de esa casa de estudios ubicada en Manoa buscaron sistemáticamente en las investigaciones publicadas casos probados de enfermedades infecciosas afectadas por eventos del cambio climático, como calentamiento, inundaciones, sequías, tormentas, cambios en la cobertura natural de los suelos y cambios en el clima de los océanos.
Calcularon el impacto de las enfermedades juntando tres factores no relacionados previamente: qué tipo de agente enfermó a las personas, por ejemplo si fue una bacteria o un virus; cómo contrajeron la enfermedad (a través de vectores, los alimentos o el agua); y cualquier evento de cambio climático que podría haber impactado, como lluvias, sequías o calentamiento.
El equipo revisó más de 70.000 artículos, y encontraron que 218 de 375 enfermedades infecciosas se habían exacerbado por el cambio climático.
“Sabíamos de antemano que había un vínculo entre el cambio climático y las enfermedades causadas por patógenos, pero nuestra motivación fue cuantificar ese efecto, conocer cuán grande era”, señaló Mora.
“Fue prácticamente un shock ver cómo creció la base de datos que armamos con esas conexiones; es aterrador saber que el 58 por ciento de enfermedades pueden ser afectadas por el cambio climático”, subrayó.
Encontraron que el incremento de temperaturas aumentó el área en la que están activos los organismos causantes de las enfermedades, generalmente las transmitidas por insectos, como dengue, chikungunya, enfermedad de Lyme, virus del Nilo occidental, tripanosomiasis, equinococosis y malaria.
También hallaron que algunos eventos climáticos como inundaciones, aumento del nivel del mar y tormentas acercan los patógenos a los humanos, causando leptospirosis, fiebre de Lassa, giardiasis, gastroenteritis, cólera, neumonía y hepatitis, entre otros.
Una “caja de Pandora”
El análisis genético de un brote de ántrax en el Ártico sugiere que la cepa bacteriana pudo haber emergido del cadáver de un animal desenterrado cuando el suelo congelado se derritió, y los investigadores temen que el deshielo del permafrost pueda abrir una “caja de Pandora” de antiguas enfermedades.
También comprobaron que los virus pueden fortalecerse después de exposiciones a olas de calor, a medida que reducen la eficacia del mecanismo de defensa del organismo: la fiebre.
Silvana Goenaga, profesora de ecología y zoonosis de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, quien no participó en el estudio, comentó que “un aspecto notable de esta investigación es remarcar que los eventos climáticos generan un incremento en el contacto de diversos patógenos con las poblaciones humanas”.
“Los autores destacan que los aumentos en las temperaturas globales generan una expansión geográfica de artrópodos como los mosquitos y garrapatas, que actúan como vectores (transmisores de enfermedades) de agentes virales, bacterias y parásitos (dengue, rickettsiosis, malaria). A su vez dichos aumentos también aceleran los ciclos reproductivos de los artrópodos y de los ciclos de replicación de agentes virales transmitidos por ellos”, remarcó Goenaga.
“Es imperativo intensificar los programas de control de vectores y la vigilancia de los sistemas públicos de salud. Debemos conocer la nueva distribución de los vectores y estar alerta a las nuevas patologías que podrían aparecer”, demandó.
Mora, por su parte, destacó: “Nuestra investigación ha demostrado que no se trata de especulaciones sino de números reales. Para enfrentar esta problemática necesitamos reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y eso requiere de acciones agresivas y urgentes”.
Por: Claudia Mazzeo en Scidev.net
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