Por: Anabel Casillas y Ricardo García (México).
Los metales están a nuestro alrededor, a donde quiera que volteemos: postes de luz, circuitos integrados, maquinaria, automóviles, incluso prendas de vestir. Pero pocos son tan perseguidos y apreciados como los metales preciosos. En este caso, hablaremos del oro.
Considerado incluso una deidad por algunas civilizaciones, el oro ha generado intercambio económico, codicia e incluso migraciones, como aquella de la fiebre del oro que en los Estados Unidos llevó a muchas personas a aventurarse al “salvaje oeste” con la ilusión de volverse ricos buscando pepitas de oro con bateas en los ríos. Sin embargo, encontrar oro con este método ya no es tan probable, según nos dijo la doctora Fabiola Constanza Nava Alonso, doctora en ciencias por la Université Laval de Canadá, investigadora del departamento de ingeniería metalúrgica del CINVESTAV Unidad Saltillo y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
“El oro sigue estando en los lechos de los ríos y en otros lugares, pero las pepitas de oro que antes eran de un centímetro o medio centímetro ahora son prácticamente invisibles para el ojo humano, por lo que se requiere utilizar métodos químicos para su recuperación”, nos comentó la doctora Nava.
México es un país muy rico en recursos mineros, y los yacimientos están ahí esperando a ser explotados. “Se pueden encontrar yacimientos con concentraciones de un gramo de oro por tonelada de material. Para su recuperación es necesario realizar diferentes procesos que nos permitan obtenerlo. Uno de los métodos más utilizados en nuestro país es el de cianuración, ya que las soluciones alcalinas de cianuro pueden disolver el oro y hacer más sencilla su explotación”, comentó la doctora Nava Alonso.
Sin embargo, para la minería en México también existen retos. “Uno de los principales retos es la de generar nuevos métodos extractivos alternativos a la cianuración. El proceso de cianuración es seguro siempre y cuando se sigan las normas, pero también existe presión por encontrar caminos distintos a este método. También, la minería extractiva consume mucha agua y mucha energía, y se necesitan recursos humanos preparados que ayuden a desarrollar nuevas tecnologías en una multiplicidad de ámbitos”, nos dijo la doctora Nava.
La minería solía ser una actividad exclusiva para hombres, pues se decía que si una mujer entraba en las minas “se cerraba la veta”, como decían los mineros. No obstante, hoy en día existen más mujeres que se adentran en los campos de la ingeniería y la metalurgia para lograr explotar todo el potencial minero que existe en México. Así comprobaremos que pisamos una tierra preciosa.
Si quieres escuchar la entrevista completa, está disponible en http://radio.udg.mx/
¡Nos leemos en la próxima ocasión!
*Anabel Casillas y Ricardo García son divulgadores de la ciencia. A través del programa radiofónico Ultravioleta, visibilizan el trabajo de las mujeres científicas a las que la historia en ocasiones no hace justicia.
Para conocer más sobre mujeres que hacen ciencia, te invitamos a escuchar nuestro podcast, Ultravioleta, visitando www.radio.udg.mx o escríbenos a nuestro Twitter, @UltravioletaFM.
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