Por: Walter Alberto Pengue (Argentina).

 

“Todos los hombres, mujeres y niños tienen derecho inalienable a no padecer hambre y desnutrición».

Conferencia Mundial de la Alimentación, 1974.

 

En esta tercera década del nuevo milenio, los Sistemas Alimentarios son uno de los ejes de la discusión global. Luego de la Cumbre Mundial sobre Sistemas Alimentarios en 2021 que organizó la FAO, impulsada por un colectivo de industrias agroalimentarias y de la agricultura, pocas cosas para mejorar,  lo han hecho.  Y de alguna forma, algo ha empeorado en la perspectiva que se tiene sobre cuestiones esenciales para los humanos como lo son,  el agua o la comida.

En 2023, entre los días 16 al 20 de octubre próximo pasado, el evento insignia del Foro Mundial de la Alimentación (WFF) estuvo compuesto por el Foro Mundial de la Juventud del WFF, la convocatoria a un Foro sobre Ciencia e Innovación de la FAO (WFF 2023) y el Foro de la inversión, para todos los niveles, de la misma organización.

Tres foros interrelacionados llevados adelante de forma presencial y con alguna posibilidad de participación remota, que indicaban buscar “soluciones audaces y viables” que permitirían catalizar la transformación de los sistemas agroalimentarios a la luz de los desafíos y las crisis actuales. Utilizando a la juventud como bandera, buscaron una participación casual entre la generación joven, la actual que decide aún con inusitado poder y la próxima focalizando en la ciencia, la tecnología y la innovación con un paquete de inversiones que promovería una transformación sustantiva de la agricultura y los sistemas alimentarios.

En el Foro científico, se plantearon nuevamente discursos conocidos y preocupaciones que ya son parte de toda la sociedad. Nuestros sistemas agroalimentarios enfrentan desafíos sin precedentes debido a los efectos adversos del cambio climático, el COVID y la emergencia de nuevas crisis sociales.

La ciencia, la tecnología y la innovación se consideran los motores de la transformación del sistema agroalimentario y sugieren que los enfoques integrados son preferibles a las «soluciones mágicas». Indican los discursos que es necesario adoptar alianzas inclusivas y equitativas e involucrar a los jóvenes, las mujeres y los pueblos indígenas en la configuración del futuro de los sistemas agroalimentarios.

La reunión de 2023 continúa impulsando procesos que destacan los últimos avances en la ciencia del clima con respecto a la evaluación de pérdidas y daños, así como el potencial de la bioeconomía global, que requiere armonizar y coordinar las políticas nacionales e internacionales.

La perspectiva de la “bioeconomía”, la nave insignia de la industria biotecnológica estuvo en el centro de la escena de las discusiones sobre el asegurar sistemas alimentarios más estables y resilientes.

En uno de los encuentros,  titulado Hacia el futuro: avance de soluciones climáticas a través de la ciencia, la innovación y la tecnología, el panel discutió innovaciones como los efectos de la inteligencia artificial en la agricultura, las cadenas integradas y la biotecnología, así como las perspectivas de innovaciones y nuevas tecnologías para los sistemas agroalimentarios, que con recurrentemente cuestiones emblemáticas para la FAO.

El término bioeconomía, tal como lo define un grupo de más de cuarenta actores  pertenecientes al International Advisory Council on Global Bioeconomy (IACGB)  se refiere a  «la producción, utilización, conservación y regeneración de recursos biológicos, incluidos el conocimiento, la ciencia, la tecnología y las innovaciones relacionadas, para proporcionar soluciones sostenibles (información, productos, procesos y servicios) dentro y entre todos los sectores económicos y permitir una transformación hacia una economía sostenible» (Foro Bioeconomía 2020).

Actualmente se habla de Bioeconomía Circular para destacar también a los procesos que reducen o recirculan los residuos dentro del sistema social.  Más allá de la referencia y de ciertos aspectos que vinculan procesos de conversión biológica natural, la Bioeconomía se constituye en el principal baluarte de difusión de la Biotecnología Agropecuaria en los sistemas alimentarios actuales y futuros (Pengue 2023).

Claramente la ciencia y la tecnología agropecuaria son instrumentos notables para lograr transformaciones, en un contexto amplio de aporte social, sin dejar a nadie atrás, pero parece que esto no estuviera sucediendo.

Se habla de manera recurrente sobre la crisis climática y el cambio ambiental global, que sí existen. Y para las que se preparan nuevas oportunidades de negocios en un sector agroindustrial que está cada día más concentrado y dedicado a la producción de biomasa, que a la de alimentos.  Pero mucho menos, se comentan o enfrentan realmente, las crisis sociales emergentes y el comportamiento social que en lugar de actuar cooperativamente promueve el autoconsumo en detrimento del bien común. Y es así, que, en el tercer decenio del siglo XXI, nuestros congéneres siguen muriendo de hambre.

Según la propia FAO (2022), el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave seguía siendo de unos 900 millones en 2022, 180 millones más que en 2019. Alrededor del 29,6 por ciento de la población mundial – unos 2.400 millones de personas – padecían inseguridad alimentaria moderada o grave en 2022, es decir unos 391 millones de personas más que en 2019.

De los 735 millones de personas desnutridas en 2023, 402 millones de personas viven en Asia y 282 millones lo hacen en África, 43 millones están en América Latina y el Caribe y 3 millones en Oceanía. La pequeña diferencia vive en los países más desarrollados de Occidente (FAO 2023).

Es decir,  78 años después del nacimiento de la FAO y de los loables objetivos por eliminar el hambre en el mundo, millones de humanos siguen muriendo, enfermando o viéndose afectados directamente por los efectos de la desnutrición y el hambre extrema (FAO WFP 2023).

Algo sigue fallando en los sistemas de investigación o al menos en el uso de la ciencia y la tecnología en pro del bien común humano. Más allá de las fallidas políticas, la gobernanza global alimentaria apenas y está solucionando problemas críticos hace décadas. Y la Cumbre Mundial 2021 en la que se habían focalizado muchas esperanzas, parece aún alejada de posibles loables objetivos. Incluso es fuertemente criticada por grupos de presión social y la ciencia más independiente por la fuerte injerencia agroindustrial, que sesga metas globales comunes.

La Vía Campesina, la organización más grande de campesinos del mundo, viene resaltando la necesidad de una transformación sustantiva de los sistemas alimentarios en beneficio del planeta y de la gente.

Se necesita con urgencia y es posible un cambio real en los sistemas alimentarios para las personas y el planeta, pero con las cifras actuales del hambre, la ONU no alcanzará su Objetivo de Desarrollo Sostenible de hambre cero para 2030. Esta crisis sistémica y en curso es producto de fallas y omisiones de políticas, y es el resultado de seguir un camino problemático que conduce a la exacerbación de las desigualdades y dependencias, la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad, y los efectos secundarios que agravan la deuda global y las crisis climáticas”. (Vía Campesina 2023).

Los granos para comida o para biomasa, están echados al aire.  Dependerá de la presión y demandas de los distintos grupos sociales, más allá de los lineamientos científicos y oportunidades que la tecnología da, para revertir una situación que no es coyuntural sino crónica en la historia humana más moderna.

La consigna será entonces cambiar los sistemas alimentarios, desde sus cimientos y reconstruirlos en el beneficio de la humanidad y el planeta.                                                                  

Bibliografía

FAO-WFP (2023). Hunger Hotspots Jun to Nov 2023 Outlook.  https://www.fightfoodcrises.net/hunger-hotspots

FAO (2023). The State of Food Security and Nutrition in The World 2023 https://www.fao.org/3/cc3017en/online/state-food-security-and-nutrition-2023/food-security-nutrition-indicators.html

IACGB (2020). Expanding the Sustainable Bioeconomy – Vision and Way Forward. Communiqué of the Global Bioeconomy Summit 2020. Berlin, Noviembre, 2020.

Pengue, W.A. (2023).  Economía Ecológica, Recursos Naturales y Sistemas Alimentarios: ¿Quién se come a quién?. GEPAMA. Colección Economía Ecológica.  Orientación Gráfica Editora, Buenos Aires. https://www.researchgate.net/publication/370068450_Economia_Ecologica_Recursos_Naturales_y_Sistemas_Alimentarios_Quien_se_Come_a_Quien

Vía Campesina (2023). Los Movimientos Sociales piden un verdadero cambio en los sistemas alimentarios.  https://viacampesina.org/es/cumbre-de-sistemas-alimentarios-de-la-onu-los-movimientos-sociales-piden-un-verdadero-cambio-en-los-sistemas-alimentarios/

WFF (2023). Foro Mundial de la Alimentación (WFF) 2023. https://flagship.world-food-forum.org/2023/en

 

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Es Ingeniero Agrónomo, con formación en Genética Vegetal. Es Máster en Políticas Ambientales y Territoriales de la Universidad de Buenos Aires. Doctor en Agroecología por la Universidad de Córdoba, España. Es Director del Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente de la Universidad de Buenos Aires (GEPAMA). Profesor Titular de Economía Ecológica, Universidad Nacional de General Sarmiento. Es Miembro del Grupo Ejecutivo del TEEB Agriculture and Food de las Naciones Unidas y miembro Científico del Reporte VI del IPCC.