Por: Carlos Iván Moreno (México).
La incertidumbre es una de las principales cualidades asociadas a la democracia liberal; motiva la participación ciudadana en los procesos electorales, fomenta la competencia política, promueve una mayor diversidad de ideas y propuestas, y contribuye a una mejor rendición de cuentas.
De forma muy elemental, se trata de la imposibilidad de conocer cuál será el resultado de la contienda antes del día de la votación. Por ejemplo, en las elecciones parlamentarias celebradas en Cuba este año, la incertidumbre estuvo ausente, pues desde antes de los comicios era bien sabido que el Partido Comunista obtendría una mayoría abrumadora de votos (al final, más del 90%).
Podemos observar una sana incertidumbre presente en elecciones que están próximas a celebrarse en distintos países. En España, no está claro si será Sánchez o Feijóo quien logre construir una mayoría. En Guatemala, nadie predijo la entrada de Bernardo Arévalo a la segunda vuelta, una sorpresa mayúscula que ha puesto en suspenso la victoria de la conservadora Sandra Torres. En Argentina, de forma inesperada, la elección se ha dividido a tercios, entre el peronismo, la oposición y el libertarianismo irrumpiendo de forma desconcertante.
En México, el ascenso de Xóchitl Gálvez ha añadido incertidumbre a una elección presidencial que los propios opositores daban por perdida en favor de la candidatura oficialista, particularmente, para Claudia Sheinbaum.
En cuestión de días, Xóchitl ha logrado posicionarse como la principal contendiente para la candidatura presidencial de la oposición. Según la más reciente encuesta nacional realizada por El Financiero, la percepción positiva hacia la senadora aumentó 10 puntos porcentuales entre junio y julio de este año, pasando del 24 al 34%. Estas preferencias la colocan por encima de los demás aspirantes del bloque opositor, tales como Enrique de la Madrid (29%), Santiago Creel (27%) y Beatriz Paredes (25%).
Todavía es difícil de comprender los motivos del fenómeno Xóchitl, bien puede ser su género, su vocabulario desenfadado, sus orígenes rurales e indígenas, o que es la única candidata alejada de la facha aristócrata de aspirantes como Creel o De la Madrid. Lo que queda claro es que ya no fue una llamarada de petate y, de seguir con la tendencia, podrá acortar distancias de forma preocupante para el obradorismo.
Quizás lo que tiene descolocado al Presidente es que Xóchitl, retomando el concepto del ensayista Nassim Taleb, es una candidata “antifrágil”; como lo ha sido el propio López Obrador. Se crecen ante los ataques y la adversidad.
Otro elemento de incertidumbre es que Marcelo Ebrard, uno de los aspirantes presidenciales por parte del oficialismo, abrió las puertas a una posible renuncia al partido si estima que el resultado de la contienda interna no es legítimo; si ocurre una “chicanada”. En caso que el excanciller concurriera por un partido distinto al guinda, el resultado de la elección sería de pronóstico reservado.
La incertidumbre inyecta vitalidad a las democracias. Bienvenida sea.
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Carlos Iván Moreno es Licenciado en Finanzas por la Universidad de Guadalajara (UdeG), Maestro en Administración Pública por la Universidad de Nuevo México y Doctor en Políticas Públicas por la Universidad de Illinois-Chicago. Realizó estancias doctorales en la Universidad de Chicago (Harris School of Public Policy) y en la Northwestern University (Kellog School of Management). Actualmente se desempeña como Coordinador General Académico y de Innovación de la Universidad de Guadalajara.
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