Por: Durruty de Alba (México).

En la Biblioteca de la Universidad de Uppsala fue enormemente emocionante para mí ver tantos libros del astrónomo polaco uno al lado del otro una vez más, y mi subsiguiente examen de las anotaciones de su manuscrito me hizo sentir que un Copérnico de carne y hueso realmente existió alguna vez.

Owen Gingerich; “Science in the Age of Copernicus”, Harvard Library Bulletin, Vol. XXVI, Num. 4, October (1978), pp. 402-403

 

Tuve el privilegio de conocerle personalmente en el primer gran congreso internacional al que asistí: el Centennial Meeting de la American Astronomical Society (AAS) celebrado el año de 1999 en la ciudad de Chicago, por esa ocasión los organizadores permitieron la presentación de dos trabajos por autor -la regla inflexible es un trabajo por autor- si el segundo era para alguna de las sesiones de historia, así que me atreví a presentar un segundo trabajo sobre “Libros raros de astronomía en la Universidad de Guadalajara, México”, uno de ellos era el De revolutinibvs orbivm coelestium, Libri VI (Sobre las revoluciones de los orbes celestes, VI libros) de Copérnico.

En un gran salón del Hilton & Towers de la también llamada “Ciudad de los vientos” inicié mi charla con el apoyo de diapositivas, el proyector colocado al fondo tenía una enorme lente para que la proyección en la pantalla al frente fuera óptima, no sin nerviosismo desgrané el relato acerca de los títulos curiosos de tema astronómico resguardados en los Fondos Especiales de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, la cual está adscrita a la Universidad de Guadalajara (UdeG), en el momento de las preguntas intervino el doctor Owen Gingerich, a quien ya identificaba como uno de los más respetados historiadores de la Astronomía y por supuesto especialista en Copérnico.

D.J. de Alba M.

Tuvo la gentileza de hacerme una recomendación acerca de la técnica para tomar diapositivas de los libros y con ello las tonalidades no se distorsionaran, luego con algo de emoción comentó que el ejemplar del Copérnico de Guadalajara no estaba censurado, mucho tiempo después comprendí la importancia de tal observación, pues con el correr del tiempo me sumergí en el universo copernicano y además llegué a reunirme con el doctor Gingerich en varias de las ediciones del Biennial History of Astronomy Workshop organizado en la Universidad de Notre Dame en los Estados Unidos.

En uno de tales talleres hizo gala de sencillez y generosidad al poner a disposición de los asistentes una gran cantidad de sobretiros de sus artículos y trabajos de investigación, entre los que tomé estaban uno dedicado a la censura del De revolutionibvs… y ahí nos informa sobre la difusión de la obra copernicana, debida en buena parte a la red de universidades luteranas (no olvidar la filiación católica del sabio de Toruń) entre las cuales causó algún impacto, ello en la primera parte del artículo dedicada a los antecedentes de la prohibición del tratado copernicano, luego describe las correcciones que debían hacerse al texto, indicadas éstas en el denominado Codex Barberiniano XXXIX.55 cuya traducción al inglés incluye y donde nos enteramos que:

“En verdad, esta restauración y renovación no la pueden hacer los astrónomos a menos que posean las observaciones de siglos pasados, como lo establecen los escritos de Ptolomeo en el Almagesto y de Tycho en los Progymnasmata; ciertamente los libros de Copérnico están llenos de tales observaciones, como es evidente al leerlos, y esto debe ser enteramente conservado como útil a la Iglesia”.

D.J. de Alba M.

La utilidad reside en hacer cálculos más precisos concernientes a la cronología y ello representaba la posibilidad de enmendar las discrepancias acumuladas por el sistema calendárico en uso (Calendario Juliano) respecto a los fenómenos astronómicos asociados a las festividades religiosas, lo que a la postre sería corregido con la implementación del llamado Calendario Gregoriano.

En la última parte del artículo el doctor Gingerich resume el impacto que tuvo la censura del De revolutionubvs… a partir de análisis por él realizado de alrededor de 500 ejemplares del libro tanto de la primera edición (Nuremberg, 1543) como de la segunda (Basilea, 1566), tal estudio daría lugar a la magna obra del nacido el 24 de marzo de 1930 en Washington, Iowa: An Annotated Census of Copernicus’ De Revolutionibus (Nuremberg, 1543 and Basel, 1566), comentado en la edición pasada de esta columna.

La erudición como bibliófilo de Gingerich queda manifiesta en un artículo surgido como efecto de las celebraciones de los 500 años del nacimiento de Copérnico en 1973, ahí pasa revista a “La ciencia en la era de Copérnico” dando cuenta de una exposición bibliográfica montada en la Houghton Library que resguarda los libros raros y manuscritos de la Harvard University, en dicho artículo también nos cuenta cómo inició su aventura tras los ejemplares del libro de Copérnico alrededor del mundo.

D.J. de Alba M.

Como divulgador de la historia de la Astronomía el doctor Gingerich también nos dejó en un volumen la compilación de sus artículos publicados en la revista Sky & Telescope y otras revistas en los cuales además del tema copernicano nos relata “otras aventuras en la historia astronómica”, desde el gran cometa de 1965, pasando por el delicado tema de astrolabios falsificados hasta la astronomía islámica y la de Alfonso el Sabio, sin descuidar las historias relativas a Galileo, Newton y Kepler, entre otros; descanse en paz doctor Gingerich.

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Du­rruty Jesús de Alba Martínez es licenciado en Física adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dedicado a la divulgación e historia de la ciencia. Desde 1990 escribe sobre dichos temas en distintos medios de comunicación de Jalisco, México. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Física, la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.