Por: Paola Gordon (Panamá-México).

Con una temperatura media anual de 27 grados centígrados, un clima semiárido, precipitaciones de 430 mm al año y sin ningún río natural, cubrir las necesidades de agua de los habitantes de Aruba y de Curazao y de sus turistas, es más difícil de lograr que en muchos otros países de América Latina.

Sin embargo, en Aruba y Curazao se puede beber agua de la más alta calidad del grifo y se cuenta con cobertura universal de agua y saneamiento.  Esta semana tuve la oportunidad de conocer de primera mano la historia y la cultura de estas islas del Caribe que tienen mucho que contar y conocimiento y experiencias que compartir, además de una gran historia que sería difícil resumir en estas pocas líneas, por lo que me centraré en el gran tema del agua.

Empiezo por compartirles que la primera planta desalinizadora de agua de mar para consumo humano en el mundo se construyó en la isla de Curazao en 1928, mientras que Arabia Saudita construyó su primera planta en 1938

La desalinización de agua de mar en Aruba se aplicó por primera vez en 1903 para la producción de agua dulce para el proceso de extracción de oro. Sin embargo, la desalinización comercial para la producción de agua potable y agua industrial comenzó en 1932.

De acuerdo con el desarrollo del mercado global de la desalinización, los primeros evaporadores térmicos aplicados fueron de la tecnología Destilación Multi-efecto (Multi Effect Distillation (MED), seguidos en la década de 1960 por una tecnología más confiable y eficiente de Flasheo de Etapa Múltiple (Multi Stage Flashing (MSF).

La Tecnología MED consta de múltiples etapas o «efectos». En cada etapa, el agua entrante se calienta en tubos mediante vapor, generalmente rociando agua salina sobre ellos. Parte del agua se evapora y este vapor fluye hacia los tubos de la siguiente etapa (efecto), calentando y evaporando más agua.

Cada etapa esencialmente reutiliza la energía de la etapa anterior, con temperaturas y presiones sucesivamente más bajas después de cada una. La cantidad de agua destilada por etapa es directamente proporcional a la cantidad de energía transportada.

Por su parte, la tecnología MSF destila agua de mar al convertir una parte del agua en vapor en múltiples etapas de lo que son esencialmente intercambiadores de calor a contracorriente.

El secreto del éxito en Aruba ha quedado plasmado en varias publicaciones pues a lo largo de su historia de desalinización, ha contribuido a la innovación en la tecnología de desalinización, ya que los fabricantes han mejorado sus diseños debido a la valiosa información práctica obtenida del personal de operaciones y mantenimiento.

Asimismo, Aruba ha desempeñado desde 1958 un papel importante en el desarrollo y la aplicación práctica de los primeros inhibidores de escala de alta temperatura exitosos en todo el mundo, como el cloruro férrico en 1958, el ácido sulfúrico concentrado en 1964, el antiincrustante de alta temperatura GEBetz HT 15 TM en 2005.

En 1990, se diseñó un innovador proceso de eliminación de cloro gaseoso para el procesamiento exitoso de contenedores dañados de cloro de una tonelada. También se registraron tres patentes para el diseño conceptual de torres de desgasificación de dióxido de carbono, un proceso híbrido de desalinización por ósmosis inversa y un diseño conceptual para un proceso de limpieza osmótica libre de productos químicos y respetuoso con el medio ambiente para membranas SWRO-BWRO, contribuyendo así en mejorar el proceso con miras a lograr la sostenibilidad de la tecnología de desalinización térmica.

En 2008, inició el amplio despliegue de la tecnología térmica para la desalinización con la introducción de la tecnología Sea Water Reverse Osmosis (SWRO) más eficiente.

La planta desalinizadora de Aruba fue alguna vez la segunda planta de abastecimiento de agua potable para uso doméstico más grande del mundo con una producción de 40 millones de litros de agua por día.

Ante el crecimiento de la población y la reducción de la disponibilidad de agua, se han construido muchas plantas alrededor del mundo.  Actualmente, la planta Ras Al Khair en Arabia Saudita tiene la capacidad de producir 1,036,000 metros cúbicos de agua por día y es considerada una de las plantas con mayor capacidad de producción del mundo, aunque cada vez vemos más plantas con mayores capacidades.

Definitivamente, la capacidad de producir agua para la población y la economía han marcado la diferencia para Curazao y Aruba, islas que no fueron de interés para los colonizadores españoles, entre otros factores, por su falta de agua y por lo tanto la limitada producción agrícola y pecuaria.

A pesar de contar con cien por ciento de cobertura de agua y saneamiento, estos países enfrentan diversos desafíos para lograr una producción de agua más sostenible y costo-efectiva.  Estas islas requieren reducir su consumo de combustible y ampliar sus procesos de generación de energía más limpios y sostenibles. También, incrementar el reúso de agua para reducir el impacto sobre el océano y el costo de la desalinización.

La buena noticia es que ya han alcanzado que su producción sea realizada en un 50 por ciento por energías renovables y se encuentran realizando pilotos muy avanzados de almacenamiento de energía. Asimismo, los habitantes son muy conscientes de la alta calidad del agua que obtienen del grifo, por lo que prácticamente no hay consumo local de agua embotellada en las Islas, logrando así una reducción importante de residuos plásticos.  También son muy conscientes de no desperdiciar agua porque saben que el proceso es complejo, además de la tarifa que deben pagar para que servicio de agua llegue a sus hogares.

Sin duda, la desalinización es y será una de las alternativas más utilizadas para incrementar el abastecimiento de agua en las ciudades; no obstante, a pesar de que las tecnologías han mejorado, la eficiencia energética se ha incrementado y los costos han bajado, no debemos olvidar que todavía hay margen de mejora para reducir la huella de carbono que genera, así como, el impacto en los ecosistemas naturales donde se realizan estos procesos.

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Pao­la Gor­don Luna es especialista en gestión de recursos naturales. Tiene estudios en Biología y en Manejo de Proyectos en la Universidad de Panamá y en la Universidad de Utah. Es Maestra en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales por la Universidad de Guadalajara. Actualmente, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apoya a los gobiernos brindando asistencia técnica para mejorar el desempeño y la eficiencia de los sistemas de agua potable y desarrollar estrategias de planificación hídrica.