Pao­la Gor­don

Plumas NCC | Comprensión de los valores culturales de las sociedades para concienciar sobre el uso sostenible del agua

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Iberoamérica.

El Dr. Geert Hofstede, investigador holandés reconocido por su trabajo innovador acerca de la teoría de las dimensiones culturales, pasó gran parte de su carrera estudiando cómo la cultura influye en el comportamiento humano, particularmente dentro de los entornos organizacionales.

A finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, realizó uno de los estudios interculturales más completos jamás realizados hasta ese entonces, encuestando a los empleados de IBM en diferentes países del mundo para analizar las variaciones culturales.

A partir de este estudio, el Dr. Hofstede propuso una teoría que clasifica los valores culturales en cinco dimensiones: distancia jerárquica, individualismo vs colectivismo, masculinidad vs feminidad, evitación de la incertidumbre y orientación a largo plazo vs. corto plazo. Más tarde, en 2010, Michael Minkov, incluyó una sexta dimensión: indulgencia vs restricción.

Analizar y comprender los comportamientos arraigados en las personas con relación al uso y gestión del agua puede contribuir a crear estrategias más efectivas para crear conciencia en los individuos, organizaciones, ciudades y países; no obstante, puede ser un gran desafío.

La valoración, el proceso por el cual una persona o entidad asigna valor a algo, es influenciado por la cultura. En recursos naturales, el concepto de valor se utiliza principalmente como a) el valor de intercambio o el precio de un bien o servicio en el mercado; b) la utilidad o el valor de uso de un bien o servicio, el cual puede ser muy diferente del precio de mercado; y, c) la importancia o el aprecio emocional que otorgamos a un bien o servicio determinado.

Aunque existe cierto reconocimiento y conciencia acerca del valor generalizado del agua y su importancia para la vida, diversos autores argumentan que la incapacidad de valorar completamente el agua es la razón principal del deficiente o mal uso del agua a nivel individual, pero también a nivel colectivo. Por lo que, entender los valores culturales de las personas puede contribuir a establecer estrategias para mejorar la gobernanza del agua, incrementar la inversión y priorizar el desarrollo e implementación de políticas públicas que contribuyan a mejorar su gestión.

Distancia jerárquica

Esta dimensión se define como la medida en que los miembros menos poderosos de las instituciones y organizaciones dentro de un país esperan y aceptan que el poder se distribuya de manera desigual.

Según Hofstede Insights, Canadá con una puntuación de 39 en esta dimensión, valora el igualitarismo. La jerarquía en sus organizaciones se establece por conveniencia, los superiores siempre están accesibles y los gerentes confían en los empleados y equipos individuales por su experiencia; mientras que Chile (63 puntos), México (81 puntos) y Panamá (95 puntos) muestran un considerable incremento de puntaje.

Entre más alto el puntaje, mayor es la relación de la cultura de un país con una sociedad jerárquica. Esto significa que las personas aceptan un orden jerárquico en el que todos tienen un lugar y que no necesita mayor justificación. Por lo tanto, es importante presentar mensajes sobre el uso del agua desde figuras de autoridad, líderes comunitarios, científicos y expertos.

Esto también indica la importancia de que la más alta autoridad gubernamental del país tenga un mensaje y un accionar congruente con el uso responsable del agua, ya que sus subordinados esperan que se les diga qué hacer y/o reflejan dicho comportamiento en sus responsabilidades administrativas.

Individualismo vs colectivismo

El tema fundamental que esta dimensión aborda es el grado de interdependencia que una sociedad mantiene entre sus miembros. Está relacionada con la imagen que tenemos de nosotros mismos y si nos definimos en términos de “yo” o de “nosotros”.

En las sociedades individualistas, se supone que las personas deben cuidar de sí mismas y de cierta forma de su familia directa únicamente. En las sociedades colectivistas las personas pertenecen a grupos que los cuidan a cambio de lealtad.

Según Hofstede Insights, mientras que la sociedad canadiense es altamente individualista (80 puntos), Chile (23), México (30) y Panamá (11) son sociedades colectivas. Por lo tanto, en términos generales, las decisiones de contratación y promoción en Canadá se basan en el mérito o la evidencia de lo que uno ha hecho o puede hacer. En sociedades colectivas como la mexicana, la chilena y la panameña, la concienciación sobre el uso racional del agua debe realizarse en grupos, en lugar de a nivel individual.

Sin embargo, cabe resaltar que México y Chile presentan un nivel de colectivismo moderado, lo que sugiere que se valora tanto el bienestar individual como el de la comunidad y/o que, dependiendo de la región geográfica dentro de dichos países, éstos pueden presentar diferentes grados en la interdependencia y la cohesión comunitaria.

Masculinidad vs feminidad

Esta dimensión examina el grado en que una sociedad valora los atributos tradicionalmente masculinos o femeninos.

Un alto puntaje de masculinidad indica que la sociedad estará impulsada por la competencia, es decir, por ser el líder de la manada. Un puntaje bajo en la dimensión significa que los valores dominantes en la sociedad son la colaboración, el cuidado de los demás y la calidad de vida.

Según Hofstede Insights, Canadá tiene un puntaje de 52, mientras que Chile 28, México 69 y Panamá 44.

México es el país con mayor puntaje en esta dimensión, lo que lo definiría como un país con una cultura masculina. En este tipo de culturas, las personas tienden a “vivir para trabajar”, el énfasis está en la competencia, y los conflictos se resuelven combatiéndolos. Por lo tanto, una estrategia efectiva para el uso racional del agua debe resaltar los impactos directos que tiene en la vida diaria de los individuos, en lugar de presentar el uso y gestión sostenible del agua como una cuestión exclusivamente ambiental.

Se debe destacar cómo el uso racional del agua es una práctica inteligente y eficiente que ayuda a ahorrar dinero en las facturas de servicios públicos. También se puede explorar crear campañas que desafíen a los individuos o empresas a superar objetivos de ahorro de agua, estableciendo metas alcanzables y recompensas tangibles.

Evitación de la incertidumbre

Las culturas que tienen un alto nivel de evitación de la incertidumbre tienden a buscar la estabilidad y evitar el riesgo. El tema fundamental de esta dimensión tiene que ver con la forma en que una sociedad lidia con el hecho de que el futuro nunca se puede conocer: ¿debemos tratar de controlar el futuro o simplemente dejamos que suceda? La medida en que los miembros de una cultura se sienten amenazados por situaciones ambiguas o desconocidas y han creado creencias e instituciones que intentan evitarlas se refleja en la puntuación de esta dimensión.

Según Hofstede Insights, Panamá y Chile con 86 puntos tienen el más alto puntaje en esta dimensión (México 82 y Canadá 48). Panamá y Chile mantienen códigos rígidos de creencias, existe una necesidad emocional de reglas y la innovación puede ser resistida.

Para concienciar a las personas en estas culturas sobre el uso razonable del agua, es útil presentar datos científicos y evidencia empírica sobre la escasez de agua y sus consecuencias negativas a largo plazo.

Orientación al largo plazo

Esta dimensión describe cómo cada sociedad tiene que mantener algunos vínculos con su propio pasado mientras enfrenta los desafíos del presente y del futuro.

Sociedades con una puntuación baja prefieren mantener las tradiciones y normas consagradas mientras observan el cambio social con recelo; mientras que las culturas que puntúan alto adoptan un enfoque más pragmático: fomentan el ahorro y los esfuerzos en la educación moderna como una forma de prepararse para el futuro.

Según Hofstede Insights, Canadá puntúa 36, Chile 31 y México 24. Aún no hay datos para Panamá. Por lo tanto, la estrategia de concienciación sobre el uso sostenible del agua para los tres países debe reflejar beneficios al corto y mediano plazo, enfatizando los beneficios inmediatos y tangibles que el uso racional y sostenible del agua puede brindar a los individuos y comunidades.

Indulgencia

El tema fundamental de esta dimensión es el grado en que las personas intentan controlar sus deseos e impulsos, en función de la forma en que fueron criados. El control relativamente débil se llama indulgencia y el control relativamente fuerte se llama restricción.

Según Hofstede Insights, Canadá y Chile puntúan 68 y México 97. Tampoco hay datos para Panamá. En general, los tres países presentan un alto puntaje de indulgencia, sin embargo, es la cultura mexicana la que tiene una clara tendencia hacia la indulgencia. Por lo tanto, la estrategia de concienciación sobre el uso sostenible del agua debe incluir narrativas positivas en donde se demuestre experiencias positivas y placenteras asociadas al uso y gestión responsable del agua.

Si bien es cierto que podemos encontrar una gran diversidad de comportamientos entre los miembros de un país, la teoría de Hofstede, junto con otras herramientas, puede contribuir a entender las culturas con las que trabajamos.

Es importante adaptar las estrategias a las particularidades de cada sociedad, considerando sus valores culturales, desafíos específicos y condiciones socioeconómicas. Con ello, el mensaje de corresponsabilidad en el uso y gestión del agua, resonará con los valores y creencias locales.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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