Por: Camilo Cortés- Useche, PhD (Colombia).
Aquel hombre limpio y joven, de ojos color miel que ardían como brasas encendidas cuando algo lo inquietaba, sintió el latido del mundo en su pecho al pisar el corazón de San Pablo. Su barba era delgada enmarcaba un rostro que evocaba ferocidad y deseo de conquista. Sus brazos fuertes, curtidos por los golpes del hierro, parecían diseñados para abrazar, pero también para abrirse paso entre tierras desconocidas, puertos lejanos y enfrentar unos cuantos leoninos. Desde su primer pensamiento de Brasil, imaginó este viaje con un entusiasmo casi infantil, con la certeza de que cada paso lo acercaría a su destino final: Bahía, donde los cocoteros y el sol marcaban la historia de un pueblo guerrero y alegre.
Sin embargo, a lo largo del viaje cargó consigo una soledad que lo envolvía como un vendaval silencioso, una cortina de preguntas sin respuesta que solo el deseo de encontrar su tesoro podía aliviar. En cada estación, en cada aeropuerto, en cada pausa del camino, sentía el peso invisible de su búsqueda, la necesidad de dar sentido a la travesía. Pero esa incertidumbre no lo detenía, por el contrario, lo empujaba a seguir adelante, con la esperanza de que la promesa de la distancia disipara sus dudas.
Después de treinta y nueve horas de viaje, el agotamiento era un rumor lejano ante la euforia que lo embargaba. San Pablo lo recibió con el sol casi cayendo sobre Guarulhos, con sus rúas estrechas vibrando al ritmo de la vida. Caminó por la Avenida Paulista, donde torres de cristal rascaban el cielo, ocultándolo tras su reflejo de modernidad. En la Rua Augusta, los colores de las fachadas hablaban en tonos de rebeldía, como si cada mural contara un secreto ancestral. En el Beco do Batman, el aroma del cafezinho fuerte y la brisa perfumada de frutas exóticas se mezclaban con la cadencia de la batucada que flotaba en el aire. Sertanejo, samba y reggae se confundían en los rincones de la noche, formando un tapiz sonoro que lo hacía sentirse en casa, aunque estuviera lejos.
La madrugada lo encontró aún deambulando, incapaz de rendirse al sueño. En cada esquina, los contrastes de la ciudad se volvían más evidentes, morros repletos de casas coloridas, con ropa danzando al viento en los balcones, que se erguía frente a edificios de vidrio que reflejaban la luz artificial de un cielo repleto de estrellas. En esa contradicción, en esa dualidad de riqueza y humildad, encontró una verdad secreta, la ciudad lo abrazaba y lo desafiaba al mismo tiempo.
San Pablo era como él, un halcón indomable que se dejaba apreciar solo por aquellos que entendían su lenguaje de ímpetu y belleza. Y él, con solo un puñado de palabras en portugués y un corazón sediento de amor, comprendió que aquella primera noche no era el fin de un trayecto, sino el verdadero comienzo de su aventura. En el aire, los gritos de los Gaviões da Fiel resonaban como un presagio de la inmensidad que aún tenía por descubrir.
Ese día comprendí entonces que un guía no es solo un narrador de hechos, sino un puente entre el viajero y la esencia del lugar. El Día Internacional del Guía Turístico se celebra cada 21 de febrero desde 1990. Esta fecha fue elegida en conmemoración a la creación de la Federación Mundial de Guías Profesionales de Turismo (WFTGA, por sus siglas en inglés), una asociación que ha trabajado arduamente para dignificar la profesión y fortalecer su promoción global.
La World Federation of Tourist Guide Associations (WFTGA) fue fundada el 21 de febrero de 1985, durante la primera Convención Internacional de Guías Turísticos realizada en Austria. Posteriormente, en 1987, fue registrada oficialmente como una organización sin fines de lucro. Actualmente, la WFTGA cuenta con más de 70,000 miembros en 70 países, consolidándose como el único foro global dedicado a los guías turísticos y al desarrollo de la industria del turismo.
El principal objetivo de la WFTGA es promover y garantizar el reconocimiento de los guías turísticos como embajadores culturales y representantes de las regiones que muestran a los visitantes. En muchas ocasiones, ellos son la primera y única conexión entre el turista y la comunidad local, por lo que la federación enfatiza la importancia de contratar guías turísticos locales para asegurar una experiencia enriquecedora y profesional.
Este día no solo destaca la labor de los guías turísticos en la promoción del patrimonio cultural y natural, sino que también busca sensibilizar sobre la necesidad de regular y profesionalizar este sector, asegurando un turismo sostenible y de calidad en todas las regiones del mundo.
***
Camilo Cortés- Useche es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, con doctorado e investigación postdoctoral en el área de las Ciencias Marinas. Su trabajo en el campo de la gestión y ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del CINVESTAV en la Categoría Doctorado. Innovador de la sostenibilidad, científico y distinguido por sus aportes en la conservación de la naturaleza. Durante los últimos años ha liderando coaliciones para un modelo resiliente al cambio climático basado en la ciencia, con una idea firme del desarrollo social justo.
- Crónica de un desastre anunciado: los incendios de California - marzo 26, 2025
- Blanqueo récord de corales en la costa occidental de Australia - marzo 26, 2025
- Plumas NCC | Regulación de la Inteligencia Artificial en México - marzo 25, 2025