Por: Durruty de Alba (México).

Los cometas han sido objeto de temor, asombro y reverencia desde los comienzos de la historia registrada… Cuando aparece un cometa brillante que es visible a simple vista, a veces sigue una reacción pública interesante… Cuando apareció por última vez el cometa Halley, en 1910, la Tierra pasó por la cola del cometa, que se supo estaba compuesta por gases venenosos… Mucha gente esperaba la asfixia de todos en la Tierra, una expectación que motivó varias célebres fiestas sibaritas saludando el fin del mundo.

Carl Sagan en Intelligent Life in the Universe, Holden Day, San Francisco-London-Amsterdam (1966), pp. 332-333

Estrenada el pasado 24 de diciembre en una plataforma de cine por cable la película del director Adam McKay (Filadelfia, 1968) Don´t Look Up (No mires arriba) capturó mi atención más allá de las críticas especializadas y los comentarios en redes sociales entre los más disímbolos grupos, desde comunicadores de la ciencia hasta astrónomos y físicos profesionales y por supuesto los amigos y conocidos no directamente relacionados con la actividad científica, por el tema en ella abordado: el descubrimiento de un nuevo cometa y las posibles consecuencias para la Tierra por la trayectoria calculada del mismo.

De alguna manera retrata el medio profesional académico además de los grandes medios de comunicación y el siempre cuestionado campo político además del de la farándula.

Don’t Look Up (Adam McKay, 2021)

En los papeles principales están Jennifer Lawrence, quien interpreta a la estudiante de posgrado -o como dicen en inglés graduate student– Kate Dibiasky y Leonardo DiCaprio en el rol del doctor Randall Mindy, tutor doctoral de Kate; ella en el curso de sus observaciones astronómicas descubre al citado cometa.

Sin ser una revelación, o “espolvoreo” para usar una palabra en español que nos represente la fea acción de arruinar el seguimiento de la trama de la película, para aquellos quienes no la han visto, puedo relatar que en la película hay un buen número de guiños al conocimiento científico serio. Unos más velados, otros muy evidentes.

Precisamente poco después del primer minuto de iniciada la cinta y hacer acercamiento a una repisa, vemos fugaz y parcialmente un figurín del astrónomo y divulgador Carl Sagan (1934-1996) y el lomo de un libro de autor soviético del que sólo los enterados saben fue traducido al inglés gracias a la colaboración del propio Sagan quien para la misma fungió como una especie de editor sin crédito por las acciones realizadas y  coautor, enriqueciendo con ilustraciones y comentarios la versión en inglés extendida diez capítulos más que la edición original en ruso.

Tuve la fortuna de encontrar hace años en un tianguis de libros técnicos usados realizado al interior del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), un ejemplar bien conservado y en español, aunque con algunas muestras del paso del tiempo en su guardapolvos, de la tercera edición del libro originalmente tituladoVselennaia, Zhizn, Razum (Universo, Vida, Intelecto).

Las ediciones norteamericana y soviética (Foto: D.J. de Alba M.)

La primera edición de este ejemplar en ruso, apareció en 1963, tan solo 6 años después del lanzamiento del Sputnik I, el primer satélite artificial, no dudé en adquirirlo, toda vez que además del tema el autor era el profesor doctor Iósef Shmuelovich Shklovskii (1916-1985).

Fue un astrofísico adscrito al Instituto Astronómico Sternberg de la Academia de Ciencias de la URSS, especialista en diversos campos de la Astrofísica moderna y quien recibiera de Sagan un pretiro del artículo científico preparado por el norteamericano titulado “Direct Contact Among Galactic Civilizations by Relativistic Interstellar  Spaceflight” (Contacto directo entre civilizaciones galácticas por vuelo espacial interestelar relativista) justo cuando se encontraba preparando Universo, Vida, Intelecto.

De esa manera, el material del artículo fue incorporado al capítulo donde Shklovskii aborda el tema de los viajes interestelares, iniciando así la colaboración entre ambos cuya culminación sería la edición del libro que en inglés se tituló Intelligent Life in the Universe (Holden Day, 1966).

Regresando a la película, que también nos evidencia el descuido en torno a preservar los cielos nocturnos en las grandes ciudades y no perder la costumbre de observar rutinariamente dicho cielo nocturno para apreciar los fenómenos que nos ofrece, también, dentro de su exceso en la sátira retrata algunos usos, costumbres y defectos en el frágil cultivo de la ciencia y la comunicación de sus resultados.

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Du­rruty de Alba Martínez es licenciado en Física adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dedicado a la divulgación e historia de la ciencia. Desde 1990 escribe sobre dichos temas en distintos medios de comunicación de Jalisco, México. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Física, la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.