Por: Nanantli Romo.
Noticia de último minuto: se confirma en todos los medios que, en efecto, los pulpos provienen de otro planeta y han habitado nuestros océanos desde hace miles de años, afirman un grupo de investigadores especialistas en el tema. Así sonarían las noticias si, de la noche a la mañana, hubiera pruebas contundentes de lo que pensamos es un extraterrestre.
Si bien los pulpos y, en general, los cefalópodos son raros, viscosos y poseen una cantidad cuestionable de extremidades, no los pondría (en mi opinión inmediata) en la misma línea que un xenomorfo, el protagonista de las películas de Alien: un ser grande, agresivo y con una cabeza bulbosa como un tanque de aire, ah, y que además sangra ácido. Pero ese no es el punto.
¿De dónde surge esta idea de que los pulpos podrían o no ser extraterrestres? Bueno, podemos decir que se han ganado la fama, y para enterarnos de este chisme completo necesitamos algo de contexto. Miremos un poco atrás, hacia los orígenes de la vida en el planeta Tierra. Tristemente, no alcanzamos boleto para asistir a los eventos donde surgieron los primeros seres pluricelulares, pero lo que sí podemos hacer es encontrar pistas por aquí y por allá que nos permiten especular sobre lo que sucedió y, así, proponer teorías.
Entre estas teorías se encuentran la teoría de la sopa primordial, la teoría hidrotermal y la teoría de la panspermia. Esta última es la que, en este texto en particular, nos interesa más, ya que habla de elementos y compuestos esenciales para la vida (incluso seres ya formados) que viajaron por el espacio en meteoritos y cayeron en la Tierra. Ya fueran estos seres pulpos o no, es algo que aún se discute.
Y es que, entrecerrando un poco los ojos, las características que estos animales de ocho tentáculos desarrollaron podrían no verse tan frecuentemente en la evolución de los seres vivos. Su capacidad para cambiar de color o la tinta que lanzan cuando se sienten en peligro, por mencionar algunas, no son tan comunes en el mundo animal.
Por si fuera poco, ignorando completamente su apariencia “espacial”, su ADN también es asombroso. Además de ser enorme y con una cantidad de genes cercana a la de los humanos, poseen un sistema nervioso que destaca entre los invertebrados (los pulpos no pertenecen al club de las columnas vertebrales).
Podríamos mencionar una lista larga de características que los hacen parecer, cada vez más, seres de otro mundo. Aun así, no podríamos comprobar que pertenezcan o no a otro planeta.
A pesar de ser un debate interesante en redes sociales y en internet, es una teoría vagamente aceptada por gremios específicos (como los amantes de los aliens). Ya fuera cierto o no, lo que sí es seguro es que estos asombrosos animales pertenecen ahora a nuestro planeta y, como nosotros, se enfrentan a los próximos retos climáticos.
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Este texto fue publicado previamente en El Informador.
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