Luego de dos semanas de intensas negociaciones, cerca de 200 países acordaron en la conferencia de cambio climático de Naciones Unidas COP28 en Dubái abandonar progresivamente los combustibles fósiles y dar paso a las energías renovables. Es la primera vez que los fósiles son incluidos en el texto de un acuerdo climático.
El acuerdo supone que antes de 2050, los países deberán abandonar los combustibles fósiles en sus sistemas energéticos y eliminar los subsidios “ineficientes” que incentivan su uso. Además, deberán triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la tasa anual de mejora de la eficiencia energética para el fin de la actual década.
En América Latina, los combustibles fósiles representan dos tercios de la matriz energética, menos que el promedio global de 80 por ciento. Pero si bien algunos países han dado pasos ambiciosos hacia la energía solar y eólica, como Uruguay y Chile, otros prevén expandir el uso de los fósiles, como Brasil y Argentina.
Colombia trajo el mensaje más ambicioso a la conferencia climática al unirse a un bloque de países que buscan que se firme un tratado de no proliferación de combustibles fósiles. Si bien la economía del país depende de la exportación del petróleo y el carbón pero “ha elegido el lado de la vida”, sostuvo el presidente colombiano Gustavo Petro en su discurso de apertura durante la reunión.
El reto será generar fuentes alternativas de ingreso. Para ello, Colombia presentó un “portafolio” de 14 programas de inversión, que incluyen el turismo de naturaleza y sistemas de producción sostenibles. Además, anunció la licitación a proyectos de energía eólica offshore, el primer país de la región en hacerlo.
Del otro lado, Brasil mostró señales difusas. Si bien resaltó sus esfuerzos para reducir la deforestación, el presidente Lula da Silva no se comprometió a mayores avances en su transición energética. De hecho, durante la COP, Brasil licitó pozos de petróleo y se unió a la OPEP, el grupo de países petroleros.
“Hemos logrado la tarea, antaño considerada imposible, de poner fin a la era de los combustibles fósiles, una victoria significativa respecto a los últimos 30 años de diplomacia del petróleo y el gas”, sostuvo a SciDev.Net Natalie Unterstell, presidenta del Instituto Talanoa, un think-tank de Brasil con foco en el cambio climático.
El desafío del financiamiento
Para América Latina, la transición energética ya está en marcha, con alrededor de 320 proyectos de energía solar y eólica planificados y un aumento de la inversión de un 10 por ciento por año en la última década. Sin embargo, para avanzar más a fondo y dejar los fósiles, como se acordó en esta COP28, va a hacer falta mayor financiamiento.
Así lo dejaron en claro los presidentes y ministros de la región en eventos y paneles en los que participaron y en los discursos del plenario de apertura. Además, pidieron una reforma de los sistemas financieros internacionales que permitan abordar sus deudas soberanas. De ese modo sugirieron instrumentos como el canje de deuda por naturaleza o acción climática.
“Las economías desarrolladas tiene una responsabilidad financiera por el calentamiento global. Han generado el problema, por lo que deben asumir las consecuencias y compensarnos por los daños ocasionados”, sostuvo la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, en su discurso en la apertura de la COP28.
Por su parte, Lula afirmó que el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas “no es negociable”, en referencia a un principio de la ONU que reconoce las diferencias entre países. Lula presentó también un plan de transformación ecológica para el que afirmó necesitar US$ 160 millones por año.
De acuerdo con un informe de CEPAL presentado en la conferencia, para cumplir con sus compromisos climáticos de reducción de emisiones América Latina necesita inversión de entre 3,7 y 4,9 por ciento del PBI regional por año hasta 2030. Sin embargo, en 2020, el financiamiento climático en la región fue de solo el 0,5 por ciento del PBI.
“Esta COP dio énfasis al qué, pero no dio señales del cómo: financiamiento para la transición, y la puerta abierta a muchas falsas soluciones como el gas natural”, dijo a SciDev.Net Enrique Maurtua Konstantinidis, analista climático. “No se lograron atender los requerimientos del mundo en desarrollo para poder hacer la transición”.
América Latina será sede de la COP de cambio climático en 2025, que tendrá lugar en Brasil, por lo que la atención estará en la acción climática que podría impulsar Lula. Para ese año, los países de la región también deberán actualizar sus planes de reducción de emisiones, los cuales deberán ser más ambiciosos para cumplir con el Acuerdo de París.
Por: Fermín Koop en SciDev.Net América Latina y el Caribe.
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