Los dientes de sable, cazadores hipercarnívoros ya extintos se caracterizaban por tener unos caninos largos y estrechos con los que eran capaces incluso de abatir de un mordisco a un mamut. Estos animales tenían una forma de matar a sus presas muy diferente a la de los felinos actuales, que lo hacen por asfixia. 

Científicos del área de Paleontología y Evolución de la Universidad de Málaga, que lideran desde hace años una investigación internacional sobre estos superdepredadores, acaban de publicar un estudio en la revista Proceedings of the Royal Society B en el que revelan que ningún grupo de dientes de sable cazaba igual, algo que ha pasado desapercibido durante décadas.

“Los depredadores con dientes de sable desarrollaron una diversidad desconocida en los estilos de caza y matanza durante los últimos 250 millones de años”, afirma Borja Figueirido, de la Facultad de Ciencias de la UMA, que ha desarrollado este trabajo con investigadores de la Universidad de Birmingham, liderados por el profesor de Paleobiología Stephan Lautenschlager.

Los resultados demuestran que los caninos alargados, que alcanzan una longitud de hasta 30 cm en algunas especies, evolucionaron de forma independiente en siete linajes diferentes de mamíferos carnívoros. “Debido a la forma similar del cráneo y los dientes, durante mucho tiempo se asumió que todos estos animales cazaban y mataban a sus presas de la misma manera”, explica el experto.

Figueirido señala que en este estudio se han incluido representantes de todos los grupos de dientes de sable –más de 60 especies diferentes–. Los primeros estuvieron incluso presentes antes de los dinosaurios. 

Una gran apertura de boca

Gracias a las simulaciones computacionales de las capacidades funcionales de los dientes y los cráneos, a través de lo cual se ha analizado la fuerza de mordida, el ángulo de apertura bucal y la resistencia a la flexión; los científicos han evidenciado que no existe ningún grupo que tenga la misma biomecánica craneal, lo que significa que su estrategia de caza era distinta.

“Lo que hemos confirmado es que la forma similar de los cráneos de los dientes de sable viene impuesta por la necesidad de abrir mucho la boca, debido a la longitud de los caninos, y no porque cazaran de la misma manera”, aclara el investigador de la Universidad de Málaga.

“Esto probablemente explique porqué muchas veces encontramos en un mismo yacimiento diferentes especies de estos depredadores: cazaban diferente a presas también diferentes y eso evitaba la competencia entre ellos”, concluye.

Por: SINC