Argentina.
Con epicentro en la provincia de Neuquén, Vaca Muerta es una colosal formación de hidrocarburos de 30.000 kilómetros cuadrados, que en el último tiempo da de qué hablar a diario. Por su récord de actividad nuevos contratos de exportación, obras de gasoductos y oleoductos, un megaproyecto para producir y exportar gas natural licuado y más.
Esta joya argentina ya ha comenzado a darle frutos positivos al país suramericano, pero que requerirá de millonarias inversiones adicionales para desarrollar todo su potencial. Esta formación, considerada la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo, comenzó a ser explorada por la petrolera YPF, controlada por el Estado argentino y la mayor productora de hidrocarburos del país en 2013.
Desde entonces y hasta finales de 2023, Vaca Muerta recibió inversiones por unos 42 mil millones de dólares. Para este año hay anuncios de desembolsos récord por unos ocho mil quinientos millones de dólares, pero ese es tan solo el nivel mínimo de inversiones anuales requerido para lograr un desarrollo masivo amplio de la formación.
Según expertos, para lograr extraer el potencial retenido en la roca, que por ahora ronda entre el tres y el 4%, se necesita un plan de desarrollo del orden de entre ocho mil y 14 mil millones de dólares por año en exploración y producción, y entre cuatro mil y 13 mil millones de dólares en transporte, almacenamiento, procesamiento y comercialización.
Vaca Muerta, en donde también operan petroleras como Shell, ExxonMobil, Chevron, Total, Wintershall, PAE, Pluspetrol y Pampa Energía, entre otras, ya representa el 52% del petróleo y el 60% del gas que produce Argentina.
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