San Francisco, Estados Unidos, lunes 09/07/2018
El nombre de Monsanto está ligado desde hace décadas a productos acusados de ser nocivos para los seres humanos y el medio ambiente, fundamentalmente el Roundup, cuyo principio activo es el glifosato, actualmente centro de un juicio en Estados Unidos.
Creado en 1901 en Saint-Louis, en Misuri (centro), Monsanto, que acaba de ser comprada por el grupo farmacéutico y agroquímico alemán Bayer en más de 60.000 millones de dólares, produjo en primer lugar la sacarina, un famoso y poderoso edulcorante, y a partir de los años 1940 se lanzó en la agroquímica.
A comienzos de junio, Bayer anunció su intención de suprimir el nombre de Monsanto, símbolo para sus detractores de los males de la industria agroquímica.
Nacida en los albores del siglo XX, la empresa estuvo asociada, por ejemplo, a la fabricación, con otras compañías del sector, del desfoliante conocido como «Agente Naranja», utilizado masivamente por el ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam.
En 1976 Monsanto lanzó su polémico herbicida Roundup y luego puso a punto la primera célula de una planta modificada genéticamente, antes de especializarse en estos productos transgénicos (OGM).
Las primeras semillas genéticamente modificadas, concebidas para resistir al Roundup, comenzaron a ser fabricadas en la década de 1990.
El Roundup contiene glifosato, una muy polémica sustancia que ha sido objeto de estudios científicos contradictorios sobre su carácter cancerígeno. También es acusado de ser nefasto para el medio ambiente, de contribuir a la desaparición de las abejas y de ser un perturbador endocrino.
El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo bajo distintas marcas, desde que la patente detentada por Monsanto pasó al dominio público, en el año 2000.
– «Ecocida» –
Monsanto ha sido denunciada en varias ocasiones ante los tribunales de numerosos países y en diversos temas, pero el proceso más espectacular de que es objeto se abre esta semana en San Francisco, Estados Unidos. Es el primero en el que los posibles efectos cancerígenos del Roundup son ventilados ante la justicia.
En 2012, el grupo había concluido un acuerdo con las autoridades de la localidad de Nitro, en Virginia Occidental (este de Estados Unidos) para indemnizarla en 93 millones de dólares por graves perjuicios a la salud de sus habitantes. En Nitro había funcionado, en los años 50 y 60, una planta que elaboraba el ingrediente principal del Agente Naranja.
En septiembre de 2015 un tribunal de apelaciones francés había condenado a la multinacional estadounidense a indemnizar a un agricultor intoxicado en 2004 por los efluvios emanados de otro producto de Monsanto, el Lasso, que luego fue prohibido en varios países.
La autorización de los cultivos OGM por la Unión Europea levantó polémicas y batallas jurídicas en estos últimos veinte años. En Estados Unidos, la empresa salió airosa de numerosos procesos iniciados por agricultores contra las semillas transgénicas.
En 2017, un tribunal ciudadano informal integrado por cinco jueces profesionales y constituido en la ciudad holandesa de La Haya halló a Monsanto culpable de violaciones a los derechos humanos y del crimen de «ecocidio».
El fallo de este «Tribunal Monsanto», puramente simbólico, consideró que «las actividades (de la empresa) causan daños a los suelos, al agua y de manera general al medio ambiente».
El grupo denunció una «puesta en escena (…) antitecnología agrícola y antiMonsanto» y negó que existieran pruebas científicas reales en su contra.
Monsanto emplea actualmente a unas 20.000 personas en todo el mundo y tiene un volumen de negocios anual de unos 15.000 millones de dólares.
© Agence France-Presse
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