Ecuador.

Estas máquinas de diálisis mantienen viva a Susana Pasmeño. Como ella, otros 17 mil ecuatorianos las necesitan para limpiar la sangre cuando los riñones fallan, pero muchas clínicas que operan este servicio podrían cerrar por el dinero que les adeuda el Estado.

“Ya me ha tomado más o menos unos siete años y siempre he estado en esta clínica, pero ahora no hay nada. No hay medicamentos, no puede hacer nada, por favor”, dijo.

Aunque recientemente implementó un plan de pagos, el Estado viene acumulando una deuda que ha dejado a los pacientes y a las clínicas, sin insumos críticos y a todo el sector en crisis.

“Primero comenzaron con la suspensión de alimentos y transporte. Luego varias de dializadoras al no tener suficiente liquidez para cubrir sueldos, insumos, medicamentos, empezaron a minorar el tiempo de diálisis para los pacientes”, dijo una experta.

Desde que comenzó la crisis, más de 10 clínicas que ofrecían este tratamiento tuvieron que cerrar. “Más de 215 millones de dólares de una deuda que está cobrando vidas. Son 17 mil pacientes renales que están en juego en esta situación sin insumos, sin personal médico para poderse atender porque están 6 meses sin pagos los profesionales de la salud que atienden a los pacientes renales”, dijo otra experta.

El gobierno responde que pagó 16 millones de dólares de la deuda, pero los representantes de las clínicas insisten que esto no es suficiente alivio. “Se viene arrastrando desde finales del gobierno de Guillermo Lasso y de ahí la mayor cantidad de la deuda es del actual gobierno. Estamos hablando desde junio 2023 a noviembre 2023, de allí lo que es febrero 2024 a diciembre 2024 y lo que va del año 2025”, agregó.

Según los pacientes, la crisis ha dejado hasta ahora mil ecuatorianos fallecidos, pero funcionarios del gobierno afirman que estas personas murieron por problemas cardíacos. “No, ella tenía una enfermedad del corazón. Claro, los pacientes puede ser que tengan insuficiencia renal, tengan insuficiencia enfermedad cardíaca tengan diabetes, pero al no recibir la diálisis, todas las toxinas que no se eliminan por el riñón, pacientes que ya no orinan, se quedan acumuladas y el paciente muere intoxicado, por eso estos ataques al corazón”, agregó la primera.

Según el registro ecuatoriano de diálisis y trasplantes, más de 19 mil pacientes dependen de que el gobierno pague la deuda para recibir su tratamiento.