Alemania.

La basura electrónica crece cinco veces más rápido que el reciclaje de la misma. Así lo refleja un estudio de la ONU presentado en el que se pide una atención urgente a este problema por parte de la comunidad internacional.

En 2022 hubo un récord de 62 millones de toneladas de basura electrónica, un 82% más que en 2010. Para hacerlo más gráfico, estas cantidades se traducen en más de un millón y medio de camiones de 40 toneladas.

Mientras tanto, menos de una cuarta parte de la masa anual de desechos electrónicos producidos, se recolectó y se recicló, según los protocolos internacionales, con lo que se perdieron recursos naturales recuperables y se generaron crecientes riesgos de polución para comunidades en todo el mundo.

El informe recalca que cada producto desechado con un enchufe o una pila son un peligro para la salud y el medio ambiente. Y es que contienen aditivos tóxicos o sustancias peligrosas como el mercurio que puede dañar el cerebro humano y el sistema de coordinación.

El progreso tecnológico, el aumento del consumo, las limitadas opciones de reparación de los aparatos electrónicos, los ciclos de vida más cortos de los productos o la creciente electronificación de la sociedad, contribuyen a este empeoramiento de las tasas de reciclaje.

En medio de la esperanza de paneles solares y equipos eléctricos para combatir la crisis climática, la ONU alerta, sin embargo, de que la aparición de residuos electrónicos requiere una atención urgente.