La presencia en cursos de agua de microorganismos resistentes a los antibióticos es una amenaza para la salud pública por su potencial para dificultar el tratamiento de enfermedades y propagar la resistencia a otras bacterias, pero en América Latina el tema aún no se conoce a cabalidad.
Mientras la mayoría de las investigaciones sobre resistencia en el ambiente acuático se registran en Estados Unidos, China y Europa, en América Latina y el Caribe, en América Latina los pocos datos disponibles se concentra en Brasil, Chile, México, Colombia y Argentina, destaca un estudio realizado por investigadores colombianos. Ahora, un reciente trabajo suma datos de Ecuador.
La investigación, publicada en la revista FIGEMPA Investigación y Desarrollo (enero-junio 2024), halló bacterias multirresistentes a antibióticos de uso clínico en muestras de agua de riego proveniente del río Chibunga, uno de los principales cursos de agua del país.
Esto representa un riesgo de contaminación de los productos agrícolas cosechados en sus inmediaciones y de los pobladores que utilizan esas aguas diariamente, afirman los autores.
De acuerdo con la publicación, las especies bacterianas aisladas e identificadas fueron Morganella morganii y Plesiomonas shigelloides. Esta última se sabe que causa principalmente gastroenteritis, pero también bacteriemia, sepsis, meningitis, neumonía, osteomielitis, queratitis y otras enfermedades no diarreicas.
Según el estudio, la detección de cepas multirresistentes a diferentes antibióticos en al agua del río Chibunga puede estar relacionadas con su presencia en las descargas fecales del ganado y el uso de estiércol animal y de aves de corral que están en los alrededores del río, así como residuos generados por las comunidades aledañas al cauce.
“Este hallazgo cobra especial relevancia en un contexto donde cada vez resulta más complicado encontrar antibióticos efectivos para combatir infecciones, incluyendo las gastrointestinales.”, dice a SciDev.Net Morella Guillén Ferraro, autora principal del trabajo e integrante de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Chimborazo, en Riobamba, Ecuador.
Otra investigación realizada en Brasil, en muestras de agua de grifo de tres ciudades del estado de Río de Janeiro, y en agua de dos cuencas importantes (São João y Guandu) que nutren de agua potable de la ciudad de Río de Janeiro, mostró la presencia de genes de resistencia a colistrina (antibiótico empleado para tratar infecciones hospitalarias) en todas las muestras analizadas.
Publicado en Scientific Report, el estudio enfatiza la importancia de introducir medidas para reducir la eliminación de antibióticos en ambientes acuáticos.
Adriana Bentancor, profesora de Microbiología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires, dice a SciDev.Net que, si bien la presencia de estos microorganismos multirresistentes es factible en cualquier producto, en Argentina, hasta ahora, se los asoció con los vertidos de los hospitales.
“Cuando se difunden en la red hídrica se dispersan bajando la carga y, con ello, la posibilidad de identificarlos”, añade.
Por su parte Mara Sagua, del Laboratorio de Limnología de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), dice a SciDev.Net que “es preocupante encontrar cualquier tipo de resistencia a antimicrobianos (RAM) en aguas de consumo humano y uso recreativo. En general, los valores guía que regulan si el agua es apta para diferentes usos se basan en los niveles de bacterias coliformes como la Escherichia coli, relacionadas con la presencia de materia fecal”.
“Sin embargo —agrega— hay otros microbios, también patógenos para la salud humana, como los detectados en el estudio efectuado en Ecuador, que se encuentran en el agua y cuya presencia podría representar un problema para la salud pública. Si a esto se suma el efecto de la RAM, el problema puede ser aún mucho mayor”.
Sagua destaca que alrededor del 70 por ciento de los antibióticos presentes en medicamentos acaban en el entorno natural, a través de los restos excretados por pacientes y la eliminación inadecuada de medicamentos, entre otras fuentes.
“Si bien la contaminación del agua por microorganismos es un problema que no podemos resolver los ciudadanos individualmente, sí podemos contribuir a no agravar la situación utilizando los antibióticos con responsabilidad y sólo por indicación médica”, indica la especialista de UNNOBA.
“Es importante recordar que las enfermedades de origen viral como la gripe o incluso el dengue no se curan con antibióticos porque sólo actúan sobre las bacterias, no sobre los virus, por lo que resulta sumamente importante seguir el consejo de los profesionales de la salud y no automedicarse”, agrega.
Guillén Ferraro dice que para evitar contaminaciones como la del Chibunga, las aguas residuales deben ser canalizadas y tratadas adecuadamente, teniendo en cuenta que en los alrededores del río hay cría de animales, aves y ganado porcino y bovino, y sus excretas pueden ser arrastradas al río durante períodos de lluvia.
También es necesario promover el uso racional de antibióticos, investigar y desarrollar nuevos antibióticos, educar a las comunidades y fortalecer sistemas de vigilancia.
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