La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) lanza la voz de alarma en su Informe sobre el estado de conservación de las aves acuáticas en Doñana, en el mismo día en que se cumplen 25 años del vertido de lodos tóxicos procedente de la balsa minera de Aznalcóllar,
Según señala la organización en un comunicado “el mejor indicador de la degradación ambiental del espacio es la pérdida de biodiversidad. Concretamente, la evolución de las poblaciones de aves acuáticas es un excelente termómetro que mide con datos objetivos la calidad ecológica del ecosistema”.
El informe muestra las tendencias poblacionales para las especies de mayor interés de conservación, catalogadas como amenazadas y que forman parte de los valores por los que Doñana ha sido reconocida bajo distintas figuras de protección. En él se incide, además, sobre la situación actual de las poblaciones de aves acuáticas comunes, para las que el parque nacional ha significado una de sus principales áreas de reproducción e invernada en Europa.
También recopila y analiza las presiones y amenazas más relevantes que se ciernen sobre estas poblaciones y plantea una serie de actuaciones que permitirían mejorar el estado de conservación de las mismas.
El informe pone además el foco sobre las graves amenazas que afectan a las aves acuáticas dentro de los límites del espacio protegido, una información científica contenida en los estudios realizados por el Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), sobre la que debería basarse la gestión, manejo y conservación de las poblaciones de aves de Doñana y sus hábitats.
Una situación »extremadamente preocupante»
Según refleja la serie histórica de datos 2004-2022 (EBD-CSIC) sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras y sus tendencias, la mayor parte de las especies se encuentran en una situación extremadamente preocupante.
Han desaparecido como aves reproductoras el fumarel común y el porrón pardo (no crían desde 2018), mientras que durante 2022 la cerceta pardilla, en peligro crítico de extinción, continúa con una tendencia negativa. En 2022, solo contabilizaron 13 parejas reproductoras de esta especie que era ubicua en la antigua Doñana, con centenares de parejas, tanto que se la conocía como la reina de la marisma. Sólo dos parejas de focha moruna han criado durante 2022, a pesar de que en la primera década del presente siglo hubo años con más de un centenar de parejas reproduciéndose.
El documento añade que la malvasía cabeciblanca, con sólo cuatro parejas en 2022, continúa frenando su (todavía) evolución positiva, y la garcilla cangrejera empeora su estado de conservación, mientras que ninguna pareja de avetoro ha sido localizada en 2022.
Las rapaces, también en regresión
Además, entre las rapaces, ninguna pareja de aguilucho lagunero occidental ha sido localizada durante la primavera de 2022, por lo que esta especie muestra una de las tendencias regresivas más preocupantes de los últimos años. En 2005 se contabilizaron 36 parejas, pero solo se han localizado parejas reproductoras un año de los últimos cuatro (tres nidos durante 2021) y no se localizan pollos volantones desde 2016.
SEO/BirdLife destaca que especies históricamente abundantes como la pagaza piconegra han pasado de cifras superiores al millar de parejas en la primera década del siglo XXI a reproducirse tan solo dos años de los últimos nueve. Su situación evidencia la mala evolución de los representantes de la familia de los charranes y fumareles en Doñana, que también se observa en otras especies como el charrancito común, que ha pasado de más del millar a principios de la década a no pasar de 20 parejas en 2022.
Poblaciones más comunes, como garzas o espátulas, también están registrando bajas tasas de productividad. Seis de los siete peores datos de reproducción para la espátula común del siglo XXI en Doñana han tenido lugar en 2012, 2014, 2016, 2019, 2020 y 2022, mostrando la población del espacio natural una tendencia lineal claramente negativa, que en valores absolutos se supone una reducción del 50 % de la población reproductora en lo que va de siglo.
Incluso una de las especies invernantes más emblemáticas y abundantes de Doñana, el ánsar común, ha pasado de superar los 40.000 ejemplares de forma habitual a marcar los registros más bajos de la historia, con menos de 10.000 ejemplares.
Muchas amenazas y poco consenso
“Estos datos alertan sobre la degradación ambiental de Doñana. La marisma permanece casi completamente seca durante la actual primavera, por lo que 2023 supondrá una nueva temporada catastrófica para la avifauna acuática de Doñana”, señala Carlos Dávila, responsable de la Oficina Técnica de Doñana en SEO/BirdLife
En su opinión, “para recuperar los niveles de encharcamiento óptimos para la reproducción de las aves en la marisma en esta y en las próximas primaveras es preciso abordar este conjunto de problemas de forma coordinada e integral, considerando el escenario de cambio climático ya en marcha, de la mano de todas las Administraciones, de los sectores productivos y con la más que necesaria participación de las comunidades locales que viven en, por y de Doñana”, concluye Dávila.
Fuente: SEO/BirdLife
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