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Santiago Tormo gana premio por estudios de las termas romanas

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Valencia, España.

El gobernador y militar Marco Cornelio Nigrino, nacido en el año 40 del siglo I, en Edeta, lo que es la actual Llíria, aspiraba a ser emperador. No lo consiguió, pero sí logró para su pueblo uno de los conjuntos arquitectónicos más singulares e importantes de la Hispania Romana, el santuario oracular y las termas romanas de Mura.

Santiago Tormo, profesor y doctor por la Universitat Politècnica de València (UPV), ganó el premio de investigación de Demetrio Ribes por su estudio sobre la funcionalidad hídrica y térmica de estos complejos termales.

“Mi trabajo de investigación se ha centrado en poder estudiar cómo deberían de funcionar esas termas, cuánta carga térmica, cuánta carga de madera era necesaria para encender los tres hornos, las temperaturas que se alcanzaban en cada sala, los tiempos necesarios para cada abertura o cerrar lo que eran los conductos ventilación, encender los hornos y apagarlos, un poco de la vida cotidiana que tendría una terma”, comentó Tormo.

Las termas se encendían dos horas antes con los hornos y poco a poco se iban abriendo los conductos de ventilación, desde el más lejano, al más cercano. Una vez calefactadas las distintas salas, se reducía la entrada del aire para aprovechar todo el calor que generaba la madera. La eficiencia energética era una prioridad para los romanos.

“Es una ingeniería fantástica, porque medían exactamente hasta el mínimo espesor necesario para que el aire pudiera circular rápidamente y pudiera llegar a todos los extremos. Los materiales más resistentes se tenían que poner en las bocas donde estaba el fuego; el ladrillo que tenía una carga térmica mejor para transmitir esa conductividad, las ponían donde era necesario; todo lo que es el hipocausto se gestiona a través de una sala de arcos que podría permitir la circulación del aire de una manera muy efectiva”, dijo el ganador del premio Demetrio Ribes.

Las termas romanas eran una de las instalaciones más complejas en cuanto ingeniería y construcción, ya que requerían controlar perfectamente los efectos del fuego, el agua y el aire. Por eso, los romanos hacían construcciones muy grandes. Sabían traer agua desde un sitio a otro con conductos y acueductos.

Poner en marcha este proyecto de ingeniería era el máximo nivel de exigencia que se le podía dar a ingenieros y arquitectos de aquella época. Entre los años 2009 y 2012, Santiago Tormo, que es arquitecto técnico, participó en los trabajos de reconstrucción de las termas. Ahí surgió su inquietud por saber cómo los ingenieros y arquitectos romanos consiguieron una funcionalidad tan perfecta.

Por: UPV

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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