Venezuela.

A simple vista, la isla Santo Domingo en Venezuela es un paraíso, pero el idílico turquesa de sus aguas esconde un desastre ecológico. Debido a la crisis climática, la temperatura del mar aumenta y los corales mueren.

Los corales que se encuentran a una profundidad menor entre un metro y tres metros son los que más latentes están viviendo este cambio debido a que el calor las afecta a la temperatura del océano y por ello la granja de coral es una de buena alternativa porque podemos llevarlos a un poco más profundo”, comentó un investigador.

Así luce una granja de coral en el Parque Nacional de San Esteban en la isla Santo Domingo. En las profundidades del mar los corales crecen bañados en corrientes frías como en un tendedero. Al alcanzar los 40 centímetros se siembran al lado de corales moribundos para revitalizarlos. El proyecto es apoyado por el gobierno de Venezuela. Los corales son esenciales para la supervivencia humana.

Los corales, a pesar de que solo abarcan el 0,1% de la superficie oceánica, abastecen con el 10% de la dieta de los seres humanos. Eso significa que prácticamente nuestra alimentación, el 10% de nuestra alimentación, se sustenta de los corales y de la actividad y de la vida que yace en ellos. Entonces para nosotros es sumamente importante contribuir a preservar ese 25% de la biodiversidad que está ocurriendo en los corales”, dijo un pescador.

Los empleados de la Fundación Pilares Marinos cultivan cuatro especies diferentes. Ya se han replantado más de 2.500 fragmentos para revivir a los arrecifes que de otro modo hubiesen muerto.