Estrés hídrico en la Ciudad de México dificulta la higiene en tiempos de pandemia

México.

Desde hace ya tiempo sucede que, en Iztapalapa, una de las zonas más pobres de la Ciudad de México, el agua es un lujo; pues el líquido no llega a una cuarta parte de las viviendas del barrio, por lo que es necesario el abastecimiento de las familias mediante camiones cisterna, las llamadas pipas.

Por lo regular, los habitantes deben hacer largas filas desde las cinco de la mañana para pedir el recurso hídrico. La falta de acceso al agua incrementa, para la población más vulnerable, el riesgo de infección por COVID-19 ya que no es posible extremar la higiene.

Según datos oficiales, uno de cada tres hogares mexicanos no recibe agua diariamente: lo que equivale a diez millones y medio de familias con dificultades para cumplir con las medidas sanitarias. La escasez se agudiza en las comunidades rurales e indígenas, pues ahí sólo llega el agua una vez cada mes. El desabastecimiento de agua afecta, por lo menos, a un millón de capitalinos; ante la cuarentena y la necesidad de limpiar mejor los hogares, se ha disparado la demanda de este bien básico.

Ante esta contingencia, el gobierno de la Ciudad de México ha anunciado un incremento de mil 500 a dos mil 100 viajes diarios de pipas de agua. Además, se reforzará la vigilancia para evitar el robo de agua de los camiones: esfuerzos que ya ha multiplicado la delegación de Iztapalapa, la zona de la ciudad con mayor escasez de agua. Un problema histórico que se agrava durante los meses de época seca. La preocupación es hoy aún mayor por tratarse de un recurso vital para afrontar la pandemia de la COVID-19. 

Por: Deutsche Welle.

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