Bolivia.
Las redes sociales cumplen un importante papel en la difusión de información durante la pandemia de COVID-19 en las ciudades bolivianas de La Paz y El Alto, particularmente entre los jóvenes, sin embargo se requieren estrategias para potenciar su uso adecuado a nivel nacional, indica un reciente estudio.
Mediante una encuesta en línea aplicada a 886 participantes, en su mayoría mujeres (65 por ciento del total de encuestados), los autores concluyeron que la información sobre COVID-19 difundida en redes sociales promueve comportamientos preventivos especialmente entre jóvenes de 18 a 25 años de ambas ciudades.
Para llegar a esta conclusión examinaron los factores sociodemográficos de los participantes, así como el uso de WhatsApp, Twitter, Facebook y YouTube, su percepción de riesgo, comportamientos preventivos, actitudes y disposición a usar una vacuna para el COVID-19, si estuviera disponible.
Diana Zeballos, miembro del Comité Operativo de Emergencia de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés y coautora del estudio publicado en Plos One, explicó vía whatsApp a SciDev.Net, que la alta exposición a las redes da como resultado una mayor percepción del riesgo de contraer el virus.
La percepción de riesgo está asociada a la adopción de comportamientos y actitudes preventivas, a partir de la identificación de sentimientos como el miedo y la ira frente a la pandemia, incluyendo una aceptación de la vacuna, indica el estudio.
“Si se sienten en riesgo van a tomar medidas para enfrentarlo con el uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos y el distanciamiento físico…, por eso (las redes sociales) se han convertido en un medio importante de comunicación, aunque quizá sea la fuente menos controlada” explica Zeballos.
La especialista aclaró que el estudio no analizó la calidad de la información que circula en redes, solamente se asoció el uso de estas con la adopción de medidas preventivas. “Miedo e ira están como intermediarios (para el comportamiento), independientemente de la calidad de la información”, añade.
Otro resultado es que las mujeres son más propensas a percibirse a sí mismas en riesgo y las que más adoptan medidas de prevención.
Según Zeballos, por estudios previos se sabe que las mujeres suelen cuidar más de su salud, están más vinculadas a los servicios sanitarios porque van a controles o llevan a los niños a los hospitales; en cambio los hombres suelen tomar más actitudes de riesgo y quizá adoptan menos las medidas de prevención.
“Esto es interesante porque el nuevo coronavirus tiende a tener una presentación más grave y mortal en los hombres. No está claro si estas tasas de mortalidad más altas se derivan de diferencias biológicas o de comportamiento, o si se deben a la heterogeneidad de los datos actuales. Sin embargo, los comportamientos de riesgo masculinos, como ignorar las medidas preventivas de salud, fumar y no considerar los síntomas seriamente podrían contribuir a esta diferencia”, menciona el estudio.
Si bien la encuesta fue realizada entre abril y mayo de 2020, cuando la pandemia recién comenzaba en Bolivia, la autora considera que su evolución muestra cambios en las actitudes y comportamientos de las personas y por eso elaboran protocolos para realizar un nuevo estudio.
“Es muy probable que las percepciones hayan cambiado por las noticias. La vacuna en ese momento tenía una aceptación alta pero ahora otros factores influenciarían en si la gente la aceptaría o no como efectiva o de confianza. Estos otros temas tendrían que ser evaluados hoy. De todas maneras hay una evolución (positiva) en los mensajes de las redes sociales del Ministerio de salud en relación a como eran hace un año, antes de la pandemia”, indica.
Sergio Valle, presidente de la Fundación para el Desarrollo de las Tecnologías de Información y Comunicación (Fundetic), ONG boliviana, dijo a SciDev.Net que en el país no existe una política para el uso de redes sociales ni tampoco una articulación en los niveles, nacional, departamental ni municipal.
“Cada quien genera sus propios mecanismos de información sin validación y hay mucha dispersión de esfuerzos y poco impacto en cuanto a información que prevenga la pandemia y oriente sobre lo que se debe hacer en este tiempo. A esto se suma que cualquier persona puede difundir información y eso, más que prevenir e informar, confunde al ciudadano. No hay una estrategia clara en cuanto al diseño comunicacional”, explicó.
Afirmó, además, que las estrategias tienen que estar basadas en el ciudadano y que se deben tomar en cuenta contenidos, soluciones tecnológicas y aplicaciones que se usan en otros países para identificar las zonas de riesgo, la vulnerabilidad, los casos, entre otros.
Actualmente, Bolivia ha superado los 215.000 casos de COVID-19, según reportes del Ministerio de Salud hasta el 30 de enero tenía más de 10.300 muertes.
´Por: Cristina Pabón/ Scidev América Latina y el Caribe.
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