Plumas NCC | Desigualdad y simbolismos olímpicos

Por: Carlos Iván Moreno (México).

Decía Carl von Clausewitz que la guerra es la continuación de la política, por otros medios. De igual manera, los Juegos Olímpicos (JJOO) son la continuación de la geopolítica, por medios de la competencia civilizatoria.

La fiesta deportiva llegó a su fin este domingo, con resultados que no sorprenden: las grandes brechas de desigualdad entre naciones, que se ensanchan. En París 2024, con 204 países participantes, las dos potencias, EEUU y China, acumulan el 21% de las medallas (217). ¡Una de cada cinco medallas!

Los países del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) más China y Rusia, en los últimos 40 años concentran el 50% de las medallas. A nivel individual, el nadador Michael Phelps y la gimnasta Simón Biles, de EEUU, juntos acumulan más medallas olímpicas (39) que 83 países en conjunto.

Por su parte, de los JJOO de 1986 a los de 2020, los países latinoamericanos apenas han obtenido, en promedio, el 4.40% de las preseas, siendo Cuba el más galardonado con 235 medallas (1.39%), seguido de Brasil con 150 (0.89%) y Jamaica con 88 (0.52%).  En el caso de México, históricamente suma 73 medallas, equivalente al 0.43% del total, y en París obtuvo únicamente 5 preseas (0.39%). Estos números no solo reflejan el dominio deportivo del norte global, sino también una disparidad en términos de recursos, infraestructura y apoyo gubernamental. La situación de México, en particular, es inaceptable: es la 15va economía del mundo, pero ocupa el lugar 65 en cuanto al número de medallas obtenidas en París 2024.

Es también muy interesante observar los entretelones del evento, y cómo se procesan los grandes conflictos geopolíticos. Van algunos ejemplos de diplomacia “suave”, pero que en realidad son muy rudos:

Durante la inauguración, la delegación de Argelia se lanzaron rosas al Río Sena en honor a las víctimas argelinas por la manifestación independentista de 1961, cuyos cuerpos fueron arrojados ahí mismo por Francia. Flores por muertos, en la disputa post-colonialista. Chapeau!

Otra gran controversia, la de las boxeadoras Imane Khelif, de Argelia, y Yu-ting, de Taiwán, tiene también un trasfondo político-diplomático: la exclusión de Rusia de los Juegos. La Asociación Internacional de Boxeo, dirigida por Rusia y sin reconocimiento del Comité Olímpico Internacional (COI), las vetó alegando que eran hombres biológicamente. El COI las admitió, advirtiendo que no se dejarían amedrentar por complots rusos ni discursos de odio. Putin, presente en París.

El tema racial también fue notable. Antes de los JJOO, en la Copa América, la selección argentina de fútbol emitió cantos racistas contra jugadores franceses de origen africano. La vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, los respaldó calificando a Francia de «hipócrita» y «colonialista». Aunque Macrón y Milei limaron asperezas en la inauguración, el encuentro olímpico entre Argentina y Francia terminó en golpes.

Por último, la polarización causada por el conflicto en Palestina también fue palpable. Mientras Rusia y Bielorrusia fueron vetados de esta edición en solidaridad con Ucrania, Israel participó a pesar de su responsabilidad como infractor de derechos humanos en el infame genocidio que ocurre en la Franja de Gaza. La vara olímpica mide distinto.

Los JJOO son pues una fotografía de la creciente desigualdad global, que además trasladan las pugnas geopolíticas a las villas deportivas, demostrando lo complejo que es nuestro mundo. No obstante, esta gran fiesta nos recuerda, por encima de todo, el espíritu de la Revolución Francesa: La Fraternité.

 

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Es Licenciado en Finanzas por la Universidad de Guadalajara (UdeG), Maestro en Administración Pública por la Universidad de Nuevo México y Doctor en Políticas Públicas por la Universidad de Illinois-Chicago. Realizó estancias doctorales en la Universidad de Chicago (Harris School of Public Policy) y en la Northwestern University (Kellog School of Management). Actualmente se desempeña como Coordinador General Académico y de Innovación de la Universidad de Guadalajara.