Seúl, Corea del Sur | AFP

El sistema tradicional peruano de jueces de agua de Corongo fue declarado este jueves Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, anunció la UNESCO en su cuenta oficial de Twitter.

«Pilar de la identidad cultural y la memoria histórica de los coronguinos, el sistema se basa en tres principios fundamentales: la solidaridad, la equidad y el respeto de la naturaleza», señaló la UNESCO, tras tomar la decisión en una reunión de su Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio en la isla surcoreana de Jeju.

Esta costumbre forma parte del patrimonio cultural del Perú y se desarrolla en la región andina de Ancash (norte), donde se ubica la localidad campesina de Corongo.

Se trata de una tradición indígena de cuidado comunal y de reparto equitativo del agua en el campo, basada en un principio de justicia. El agua se utiliza para regar sus cultivos y su práctica se remonta a la época prehispánica.

Los «jueces de agua» ejercen su cargo durante un año, período en el cual asumen el puesto para encabezar ritos religiosos católicos y culturales. Su patrón religioso es San Pedro.

Dicha costumbre incorporó elementos religiosos católicos desde la llegada de los españoles al Perú, en el siglo XVI. Los jueces son campesinos lugareños que deben velar por el cuidado del agua, dirigiendo a la población para que limpie los canales de riego velando para que no esté contaminada.

El ministerio de Cultura peruano define el proceso como «una forma de organización ancestral que busca la gestión sostenible de este recurso hídrico».

«Su objetivo es la distribución equitativa y sostenible del agua e involucra, además de gestión de recursos, religiosidad, memoria histórica e identidad cultural», según las autoridades.

El sistema está vinculado a la espiritualidad y la cultura de la población debido a que los jueces de agua encabezan las celebraciones de Bajada de Reyes, carnavales, Semana Santa y el día de San Pedro, patrón de la ciudad. Cada juez tiene colaboradores denominados ‘campos’ y ‘cabecillas’, que cumplen roles específicos durante el año que ejercen el cargo.

«El sistema de los jueces de agua está basado en dos principios básicos tradicionales andinos, la equidad y el respeto por la naturaleza y, en ese sentido, logran la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente», señala Miguel Ángel Hernández, antropólogo del Ministerio de Cultura.