Por: Durruty de Alba (México).

Podríamos establecer largas listas de pensadores medievales tanto árabes como cristianos -Villani, arciprestes de Hita y de Talavera, Arnau de Vilanova- que creyeron firmemente en la astrología, que intentaron justificar sus fracasos en la insuficiencia del instrumental astronómico-matemático y que con sus quejas motivaron el avance de la trigonometría y de la astronomía.

Juan Vernet, Astrología y astronomía en el Renacimiento, El Acantilado, Barcelona (2000), p. 15

En la época de las primeras universidades europeas el conocimiento de los cielos estaba muy presente como parte de los estudios impartidos en el ciclo de estudios superiores denominado quadrivium, así la astronomía/astrología junto con la aritmética, geometría y música completaban las llamadas siete artes liberales que todo universitario graduado debía dominar, en el trivium, ciclo precedente, se abordaban la lógica, gramática y dialéctica.

En el ensayo publicado originalmente en 1974 por el catedrático de la Universidad de Barcelona Juan Vernet i Ginés (1923-2011) se presenta un puntual análisis del contexto en que surge la teoría heliocéntrica copernicana, con la cual podemos dar por inaugurada la era de la ciencia moderna iniciándose así el desplazamiento de la astrología a la esfera de las pseudociencias.

Foto: Durruty J. de Alba Martínez

 

Siete breves capítulos van de la “Astrología y astronomía en el Renacimiento” pasando por una nota biográfica de Copérnico, el estado de “La astronomía precopernicana”, “Copérnico como astrónomo observador”, dos capítulos dedicados a las obras del canónigo de Frombork que plantean la teoría heliocéntrica y finalmente uno donde se estudia la difusión del sistema copernicano.

Curiosamente en lo que ahora es México lo que se considera la primera discusión científica del continente americano tiene como tema la naturaleza de los cometas, considerados por algunos como portadores de malos presagios, quienes sostenían los “conocimientos” astrológicos como base y del otro lado los precursores de la ciencia moderna, don Carlos de Sigüenza y Góngora es uno de ellos de quien ya hemos escrito en esta columna.

Precisamente en el libro de Sigüenza y Góngora: Libra Astronomica, y Philosophica… (México, 1690), escribe acerca de sí dirigiéndose a los astrólogos: “yo tambien ſoy Aſtrologo, y que ſe muy bien qual es el pie de que la Aſtrologia cojea,  y quales los fundamentos debiliſſimos ſobre que levantaron ſu fabrica” (Op. Cit. p. 15).

Una de las obras más antiguas acerca de los cielos que ha llegado hasta nosotros es el Astronomicon o Astrología de Marco Manilio (circa siglo I d.C.), poema de tema esencialmente astrológico del cual podemos consultar no sólo una traducción moderna al español, con estudio introductorio de Marco Calero, también se resguardan en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola” en su sección de Fondos Especiales.

Foto: Durruty J. de Alba Martínez

Dos curiosos ejemplares de tal obra existen en la biblioteca, uno es parte de una enciclopedia de poesía latina, el otro es una edición francesa publicada en 1679 con los comentarios de Michael Fayvs, en el cual está representado el conocimiento de la ciencia moderna en los dichos comentarios, pues en un diagrama de los planetas conocidos en ese entonces del Sistema Solar representa a Saturno con sus anillos, característica descubierta por Galileo Galilei apenas 69 años antes en 1610.

Foto: Biblioteca Juan José Arreola

 

Estudiamos entonces los desarrollos de la astrología desde una perspectiva histórica, pues fueron parte del contexto en el que nace y evoluciona la ciencia astronómica, si alguien guardara alguna curiosidad o duda recomendamos seguir las actividades sugeridas por el doctor Andrew Fraknoi de la Astronomical Society of the Pacific para llevar a cabo en el aula de clase respecto a la astrología: https://astrosociety.org/file_download/inline/b93fa8d7-4dc5-4372-9270-feacd73ac56d

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Du­rruty Jesús de Alba Martíenez es licenciado en Física adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dedicado a la divulgación e historia de la ciencia. Desde 1990 escribe sobre dichos temas en distintos medios de comunicación de Jalisco, México. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Física, la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.