Por: Alina Aguilar Arguedas (Costa Rica).

A nivel mundial existe una amplia gama de información sobre la crisis climática referente a lo que la ha ocasionado, lo que se está viviendo y lo podrían enfrentar los sistemas humanos y naturales. Ante esto, organismos internacionales y múltiples actores han tomado acciones y establecidos marcos generales internacionales para guiar las decisiones y modelos de desarrollo de los países, tales como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

A través de estos esfuerzos internacionales y las experiencias adquiridas, los países han ido estableciendo sus propios marcos normativos nacionales, acercándose más a las realidades y contextos de cada forma de desarrollo imperante. De esta experiencia han surgido diversidad de instrumentos de planificación nacional como políticas, planes, programas, hasta normativas legales que permiten establecer obligaciones y no dejar las acciones a una simple voluntad.

No obstante, a nivel local, aún existe una gran incertidumbre de cómo abordar el cambio climático, los mismos gobiernos subnacionales han tenido que ir construyendo sus proyectos y procesos, siendo hasta experiencias únicas y propias que no se pueden estandarizar; no obstante, también han sido referentes hacia otros gobiernos con características similares que no tienen la información o herramientas de cómo iniciar sus hojas de ruta hacia una gobernanza climática local.

Aunado a esto la agenda climática local enfrenta una variedad de retos que no han permitido avanzar a la velocidad que requiere la acción climática desde el espacio local, dentro de estos se pueden visibilizar:

  • No contar con datos robustos o información precisa a escala local sobre la variación del clima futuro con respecto a las realidades de los territorios y sus contextos, lo cual hace que se tomen decisiones con mayores incertidumbres, pudiendo llegar a recaer en el aumento de las vulnerabilidades.
  • La también priorización de otras agendas locales: disminución de la pobreza, desempleo, desigualdad, conflictos sociales y económicos, migración, violencia, infraestructura vial, por mencionar algunos, disminuyendo la posibilidad de dirigir acciones y presupuesto para enfrentar los impactos del cambio climático.
  • El valor y relevancia que se le otorga al tema por parte de los gobernantes y la política en general, lo cual puede no ser prioritario y de interés por parte de los tomadores de decisión.
  • Procesos lentos, burocráticos y con desconocimiento por parte de gobiernos locales para acceder a fondos de financiamiento. Esto es un punto importante para resaltar, ya que muchos municipios cuentan con planes de acción climática, sin embargo, sus presupuestos son limitados y desconocen cómo y a dónde se puede acceder a fondos económicos para la ejecución de proyectos.
  • Capacidades deficientes por parte de las personas asignadas dentro de instancias clave para desarrollar y ejecutar iniciativas en la temática.
  • Conocimiento insuficiente sobre las áreas estratégicas hacia dónde dirigir las acciones.
  • Desconocimiento sobre la cartera de opciones o medidas en acción climática de acuerdo con las amenazas, vulnerabilidades y actividades de desarrollo identificadas para cada espacio local.
  • Generación de alianzas y articulación de actores limitada.
  • Intereses y compromisos políticos creados no relacionados necesariamente a la agenda climática y el desarrollo sostenible.

A pesar de que estos desafíos, que se transforman en ocasiones en grandes obstáculos para avanzar hacia las metas locales, nacionales e internacionales trazadas, no se puede esperar a solucionar o tener todas las respuestas para tomar decisiones e implementar acciones, el cambio climático no espera. Por tanto, resulta clave seguir incidiendo desde todas las estructuras de gobernanza y la ciudadanía en general para que la agenda de cambio climático sea un tema prioritario y transversal al desarrollo local.

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Vanessa es investigadora en la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional de Costa Rica. Especialista en Gobernanza Climática y Desarrollo Local desde 2009. Coordinó el proyecto de investigación-extensión de la Universidad Nacional “Estrategias participativas de cambio climático a nivel local”. En 2018, impulsó la iniciativa nacional “Red Costarricense de Gobierno Locales ante el cambio climático”. Es miembro de la Comisión Nacional de Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía.

Alina es Licenciada en Ingeniería en Gestión Ambiental. Desde 2012, ha trabajado como investigadora y extensionista en temas de gobernanza climática y políticas públicas, en el marco del proyecto “Estrategias participativas de cambio climático a nivel local” de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha trabajado como voluntaria, maestra, consultora y asesora en temas de cambio climático, educación ambiental, gestión de residuos, en la Carta de la Tierra, entre otros. Forma parte de la ONG Ruta del Clima.