Alemania.
Los molestos pitidos y zumbidos del tinnitus suelen ser tratados con cortisona. Un investigador alemán asegura que la dolencia desaparece electroestimulando la lengua mientras se oyen determinadas frecuencias.
Millones de personas de todo el mundo padecen terribles molestias sonoras, tales como silbidos agudos, cantar de grillos, murmullos y zumbidos. Si el problema lleva produciéndose durante un largo tiempo, puede suponer un grave perjuicio para los afectados, quienes llegan a padecer problemas de sueño e incluso depresiones. Se trata del fenómeno del tinnitus o acúfeno.
El problema está producido por un trastorno del sistema auditivo, pero no está del todo claro cómo se originan exactamente los ruidos. Los nervios auditivos reciben las ondas sonoras en forma de señales eléctricas y las transmiten al centro auditivo del cerebro, que las ordena y decodifica.
El cerebro puede filtrar los estímulos molestos y, en esta acción, la psique también juega un papel importante, ya que también depende de ella que decidamos escuchar algo y cómo hacerlo. Si en esta interacción altamente compleja hay un desequilibrio, se producen errores. Las células nerviosas no reaccionan, o lo hacen de forma demasiado activa para compensar la pérdida auditiva.
La cortisona como panacea
El tratamiento habitual cuando hay tinnitus, por ejemplo, tras una repentina pérdida de la audición, consiste en administrar cortisona en dosis elevadas, la mayoría de las veces en forma de pastillas, inyecciones, o por vía intravenosa. La cortisona llega desde el estómago por el torrente sanguíneo hasta el oído medio para estimular la irrigación.
Pero, en realidad, se desconoce cómo actúa exactamente la cortisona en el caso concreto del tinnitus. Se dice que tiene tanto efectos de estimulación de la irrigación como a nivel inmunológico, además de que inhibe la inflamación y el entumecimiento. Desde hace tiempo se viene probando si aplicar la cortisona a través del tímpano directamente en el oído medio es más efectivo que la administración interna por medio de pastillas.
Alternativas terapéuticas a la cortisona
De forma alternativa, la terapia conductual cognitiva trata de entrenar al paciente para que «desoiga» o pase por alto los fastidiosos ruidos. En musicoterapia, por el contrario, se intenta que las personas traten de cantar o «zumbar» su tinnitus.
La inusual terapia del neurólogo Berthold Langguth, director del Centro de Tinnitus de Regensburg, tiene un enfoque similar: con ayuda de ruidos e impulsos eléctricos, reprograma el cerebro para debilitar los molestos ruidos.
Desde hace años, los investigadores tratan además de regular la formación del tinnitus en el cerebro con la electroestimulación de la lengua.
Cuando se produce un trastorno auditivo, las células nerviosas afectadas se vuelven más activas y sensibles. «Cuando el oído ya no percibe determinadas frecuencias, lo compensa con una reacción más intensa precisamente en el mismo ámbito de esas frecuencias», explica Langguth a DW.
También la lengua está unida al centro auditivo
Precisamente ese es el punto de partida del investigador: como hay muchas formas de tinnitus, se analiza primero de forma individual en cada paciente qué tipo de tinnitus tiene. Después, la persona escucha a través de auriculares sonidos y ruidos en el mismo rango de frecuencia que los de sus propios acúfenos, mientras, de forma paralela, se estimulan las células nerviosas de la punta de su lengua mediante ligeros impulsos eléctricos.
Sorprendentemente, algunos conductos nerviosos de la lengua llevan directamente al lugar del cerebro en el que se produce la percepción auditiva. La estimulación eléctrica da una señal de calma a los hiperactivos nervios auditivos que causan el tinnitus.
Suena a locura, pero parece que funciona: en un estudio con 326 participantes, los molestos ruidos quedaron amortiguados en el 80 por ciento de aquellos que durante 12 semanas estimularon la lengua una hora diaria.
Los silbidos desaparecieron, y mejoró su sueño y su concentración. En tres cuartos de los participantes, los efectos positivos se mantuvieron un año después de finalizar la terapia. Unos pocos pacientes sufrieron una irritación transitoria de la mucosa bucal. Según el profesor Langguth, a los participantes no les pareció desagradable la estimulación eléctrica en la punta de la lengua: «Me sorprendió lo bien que la toleraron. Naturalmente, es importante que la estimulación no sea demasiado intensa», advierte el neurólogo.
Por: Deutsche Welle (DW).
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