Tegucigalpa, jueves 2 de agosto | EFE | Por: Gerán Reyes

La evolución que ha tenido la relación entre la escritora estadounidense Janet N. Gold y Honduras, país al que llegó por primera vez en 1971, le ha llevado a escribir un nuevo libro: «Crónica de una cercanía. Escritos sobre literatura hondureña».

«Vine por primera vez en 1971 para dar clases en la Escuela Americana, me quedé un año, pero no sabía nada de la literatura de Honduras», indicó Janet a Efe luego de presentar su nuevo libro el miércoles en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET).

Años después, terminando sus estudios para doctorado, Janet tenía que escoger un tema para la disertación y encontró una referencia, de la poeta hondureña Clementina Suárez, con quien floreció una amistad y le llevó a conocer a otros intelectuales del país.

PRESENTAN LIBRO SOBRE ESCRITOS DE LITERATURA HONDUREÑA, DE JANET N. GOLD

Portada del libro «Crónica de una cercanía», que se presentó la noche del miércoles 1 de agosto de 2018 en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET). EFE

En su nuevo libro figuran algunos de los escritores que Janet conoció, que ya fallecieron, entre ellos Clementina Suárez, a quien le escribió una biografía bajo el título «El retrato en el espejo».

Janet explica en su libro que la selección de escritos contiene información no actualizada, datos, fechas, mención de personas vivas en el momento de escribir los textos, ahora ya fallecidas.

«La razón de estos lapsos temporales es que este libro es, entre otras cosas, una retrospectiva, o sea, una crónica de mis impresiones de la cultura de Honduras a través del tiempo», añade la escritora, doctorada en Literatura de América Latina.

Subraya que, «como la cultura es viva, y como todo lo vivo va cambiando y evolucionando, he optado por mantener los datos tal como eran entonces, en el momento que hice la investigación, escribía el ensayo o preparé la charla».

El libro, a cargo de Editorial Guaymuras, recoge seis capítulos, el primero «¡Ay! La Clemen», dedicado a Clementina Suárez, una de los mejores escritores de Honduras en el siglo pasado; «Ser mujer y escribir», «Paisajes culturales», «Nichos de creatividad», «La montaña plateada» y «Personajes».

Los capítulos llevan al lector a entrarse en la mujer hondureña en la poesía, un panorama de la cultura literaria de Honduras; la nueva narrativa popular, estilo hondureño; el teatro y la poesía después del golpe de Estado de 2009 al entonces presidente, Manuel Zelaya.

También recoge una ponencia en un congreso internacional de poesía en Guatemala, en febrero de 1995, sobre el poeta hondureño José Luis Quesada, y otra en marzo de 2000, en ese mismo país, sobre los primeros poemarios de dos jóvenes centroamericanos.

Janet dedica además varias páginas de su libro a otros escritores hondureños ya fallecidos, Amanda Castro, Leticia de Oyuela, Roberto Castillo y Roberto Sosa.

Destaca además en su obra, un capítulo de otro libro suyo, «La montaña plateada», un relato sobre la historia del pueblo minero de Santa Lucía, cercano a Tegucigalpa.

En el preámbulo del libro, Janet recuerda su llegada en 1971 por primera vez a Honduras, país del que no sabía nada, salvo su ubicación marcada en un mapa.

Al día siguiente de haber llegado a Tegucigalpa, al correr las cortinas de la doble puerta de vidrio de su habitación, en una pensión que daba a la calle, vio a una muchedumbre marchando rumbo a la plaza central gritando, cantando y con carteles en los que demandaban que los «educadores gringos regresaran a la Florida y que Honduras reclamara su independencia cultural».

Janet, en ese entonces, estaba a punto de hacerse cargo de una responsabilidad como educadora en la Escuela Americana en Tegucigalpa, sin imaginarse que también así nacería una relación estrecha con Honduras y sus escritores, comenzando por Clementina Suárez, que se ha extendido a nuevas generaciones de intelectuales.

La peregrina literaria, como se define Janet, autora de unos cinco libros, vive en el estado de Maine, frente al Atlántico, donde se marcan bien las estaciones del año y en su condición de retirada se dedica más a la investigación, a escribir más sobre su propia poesía y cuidar sus jardines entre la naturaleza que le inspira a reflexionar más sobre cuestiones humanas.