París, Francia | AFP | domingo 08/07/2018
Para reducir el impacto que el plástico tiene sobre el medio ambiente, se ha ido desarrollando su reciclaje en los últimos años. Pero todavía sigue siendo insuficiente, mientras que los industriales trabajan en mejorar los bioplásticos, esto es, materiales de base biológica o biodegradables.
– ¿Cuánto se recicla? –
Según un informe reciente de la ONU, el 9% de las 9.000 millones de toneladas de plásticos producidos en el mundo en toda su historia han sido reciclados. Si bien se ha avanzado en los últimos años, existen grandes diferencias entre países.
En Europa, por ejemplo, el 31% de las casi 26 millones de toneladas de residuos plásticos recogidos en 2016 fueron reciclados, según la federación europea del sector, PlasticsEurope, frente a alrededor del 10% en Estados Unidos.
Las cifras también varían mucho dependiendo del tipo de plástico. El PET, del que están compuestas las botellas, dispone de sectores industriales de tratamiento muy desarrollados y la materia reciclada puede reutilizarse sin dificultad.
En cambio, los envases de yogur siguen siendo incinerados, así como los compuestos usados en automóviles, cuyo reciclaje resulta muy caro.
Otro de los problemas es la falta de salidas para la materia reciclada, pues su precio es más caro que el de la procedente de las energías fósiles, o por las dudas sobre las propiedades de estos materiales.
Además, gran parte de los plásticos ni siquiera son recolectados por culpa de fallas en la gestión por parte de los poderes públicos. Es el caso de más de la mitad de los volúmenes del conjunto de residuos de Asia, parte de los cuales termina en la naturaleza.
– ¿Qué son los bioplásticos? –
El término genérico «bioplásticos» puede dar lugar a confusiones pues designa tanto a los plásticos de base biológica (fabricados a partir de componentes naturales renovables) como a las materias plásticas biodegradables. Sin embargo, algunas materias biodegradables pueden provenir, a veces, de fuentes fósiles.
Los bioplásticos también pueden combinar estas dos propiedades (ser de base biológica y ser biodegradables). Pero dista mucho de ser el caso: de las 2,05 millones de toneladas de plástico producidos en el mundo en 2017, menos de la mitad (880.000 toneladas) era biodegradable, según la federación European Bioplastics.
Se elaboran a partir de células vegetales, principalmente de caña de azúcar, almidón de maíz y patata. Las moléculas de base de esta «química verde» se obtienen con la fermentación bacteriana de azúcares.
Las capacidades de producción mundiales de bioplásticos se sitúan sobre todo en Asia (56%), que también es la principal región de fabricación de plásticos tradicionales, por delante de Europa (18%) y América del Norte (16%).
En 2017, el 58% de los bioplásticos producidos en el mundo fueron utilizados en el envasado, muy por delante del textil (11%), los bienes de consumo (7%), automóviles y otras industrias de transporte (7%).
– ¿Cuál es su cuota de mercado? –
La producción global de bioplásticos representó el año pasado menos del 0,75% del mercado mundial de polímeros, según European Bioplastics.
Pero estos materiales van viento en popa, apoyados por un aumento en la concienciación medioambiental de los gobiernos, de las empresas y de los consumidores. En este sentido, la federación europea prevé un crecimiento del 19% en su producción en el mundo entre 2017 y 2022.
Sus costes de producción siguen suponiendo un lastre. Los «plásticos compostables son de 2 a 3 veces más caros» que los plásticos tradicionales, avisa Jean-Marc Nony, responsable en desarrollo sostenible en el grupo francés de envasados Sphere.
En cuanto a los plásticos de base biológica, son «de un 30 a un 50% más caros», añade. Pero el alza de volúmenes, una mejora en los procesos de fabricación y un aumento de los precios del petróleo podrían hacerlos más competitivos a largo plazo.
– ¿Cuáles son sus aplicaciones? –
Los plásticos biodegradables tienen la finalidad principal de sustituir al plástico convencional en productos con un alto riesgo de acabar tirados en el medio ambiente, como las bolsas de un único uso o la vajilla desechable.
Además, la industria está trabajando en la puesta a punto de técnicas de biodegradación en el mar para combatir la contaminación de los océanos.
Los plásticos de base biológica pueden sustituir a cualquier plástico procedente de la petroquímica, siempre y cuando la molécula producida sea la misma. Algunos países europeos fijaron umbrales de incorporación en las bolsas de un único uso.
Para justificar sus altos precios, los productores de bioplásticos tratan de ultimar materiales con nuevas propiedades, que sean más ligeros, más resistentes o incluso descontaminantes.
En 2013, Nike lanzó una zapatilla de fútbol ligera, gracias a la integración de un elastómero producido por Arkema a partir de aceite de ricino.
El grupo francés Faurecia, especializado en el equipamiento de automóviles, está desarrollando puertas de maletero a partir de fibra de lino y el gigante alemán de la química BASF fabrica una cápsula de café compuesta en un 60% de un plástico compostable a base de maíz.
por Etienne BALMER / Marie HEUCLIN
© Agence France-Presse
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