Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC Cada uno de nosotros tiene una huella dactilar que nos hace únicos, no hay dos iguales e incluso no cambia a pesar del tiempo. Esta arma de identificación particular nos fue proporcionada por nuestra genética y fue tomando forma a partir de nuestra concepción. Algo similar ocurre en ciertos materiales como las arcillas o las cerámicas en los cuales el campo magnético de la Tierra imprime su huella al...