Nicaragua ha conquistado el mercado estadounidense con los diversos aromas y sabores de su tabaco.
A diferencia de Cuba, la industria tabacalera en Nicaragua es joven ya que comenzó hace poco más de medio siglo por iniciativa de migrantes cubanos que salieron de la isla tras la revolución de 1959.
El tabaco fue uno de los pocos rubros que logró sortear la crisis que vive el país desde que en 2017 estallaron las protestas antigubernamentales, hundiendo la economía tras un sostenido crecimiento de más de cuatro por ciento anual desde 2010.
En la cadena productiva participan más de 70 fábricas tabacaleras de inversionistas de origen cubano, griego, italiano, canadiense y nicaragüense, que elaboran más de cinco mil marcas.
La producción está en manos de 42 mil obreros, en su mayoría mujeres que trabajan en las plantaciones, centros de curación, secado, almacenamiento, añejamiento y fábricas.
En los campos, los trabajadores recolectan las plantas de tabaco cuya alta calidad se debe a tres factores según la compañía: el suelo, el clima y la gente. El tabaco también se siembra en Ometepe, la mayor isla de Nicaragua con suelos volcánicos propicios para el tabaco.
Por: AFP
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