Por: Camilo Cortés- Useche, PhD (Colombia).

El traki traki empezaba a sonar desde la noche del 7 de diciembre por toda la ciudad, incluso algunos empezaban desde la alborada del primer día del mes, anunciando con prontitud una maratón de excesos y placeres para muchos y de abstemia y angustias para otros.

El 24 de diciembre el cuarentón del vecindario, pero de aspecto sexagenario quién llevaba los últimos años y más productivos de su vida trabajando para una compañía extranjera, viviendo al día de enero a noviembre y sin tiempo para él y sus seres queridos, sacaba de su armario con felicidad unas botas negras que le había regalado uno de sus jefes que trajo de New York. El ingeniero nunca las uso porque en la ciudad el clima era calurosamente proporcional al del invierno de la gran manzana. Además de las botas sacó del ropero un pantalón, un blazer y un gorro rojo con arabescos blancos impregnados con olor a vinagre y con algunas manchas de antigüedad.

Desde tempranas horas de la mañana mientras planchaba su ropa y lustraba sus botas, de vez en cuando se daba un trago de brandy al compás de los boleros que sintonizaba en Amor Estéreo, a pesar de que su salud no era la mejor, y el catarro constante lo agobiaba, ese día parecía tener el mejor semblante para irradiar en la noche de navidad.

Su cabello y barba blanca desaliñada por años, su rostro curtido por las horas de trabajo y la enfermedad que lo golpeaba sin cesar, le ayudaban para personificar a su corta edad aquel personaje anglosajón llamado Santa Claus.

Una vez que salía a las calles del barrio, recibía los afectuosos saludos de los niños y un par de tragos más que le invitaban los padres como contraprestación navideña.

Entre abrazos y bailes el hombre viejo parecía disfrutar la nochebuena. Las familias al llegar la medianoche destapaban sus regalos entre risas y llantos. En la radio al son de la salsa brava, el viejo Claus gritó con fuerza “no se apuren que la próxima navidad a la vuelta de la esquina está”.

De esta manera, el 25 de diciembre rápidamente llegaba al hombre, lo encontraba tumbado en su hamaca, después del mediodía, con un dolor de cabeza insaciable y de pecho también, guardó su traje y botas sucias en el ropero, con la ilusión de que llegue de nuevo esa fecha para repetir aunque fuera una noche algo que lo llenará de verdad.

Hace unos días, en víspera de la navidad, se celebró la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se celebra en Dubai (Emiratos Árabes Unidos).

Según la ONU, los países reunidos en Dubai aprobaron una hoja de ruta para la “transición hacia el abandono de los combustibles fósiles”, algo inédito en una conferencia de la ONU sobre el clima y tal vez un primer regalo para destapar en estas fechas, pero el acuerdo dejó ansiosos de más regalos sinceros a lo que respecta a la exigida retirada progresiva del petróleo, el carbón y el gas.

Tras la adopción del documento final, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que la mención del principal contribuyente mundial al cambio climático llega después de muchos años en los que el debate sobre esta cuestión estuvo bloqueado, como si fueran cartas escritas por años a Santa Claus y que tardaron en verse materializadas. Textualmente mencionó: «A aquellos que se opusieron a una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el texto de la COP28, quiero decirles que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no. Esperemos que no llegue demasiado tarde», puntualizó.

Si bien después de tres décadas de negociaciones de la ONU, por fin los países han centrado el debate en los combustibles fósiles, principales causantes de la crisis climática. Este resultado debe marcar el principio del fin de la era de los combustibles fósiles.

Entre las conclusiones de la COP28 se recalcó por parte de la comunidad científica que limitar el calentamiento global a 1,5°C, es uno de los objetivos clave establecidos en el histórico Acuerdo de París de 2015, y «será imposible alcanzarlo sin la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles».

Otros resultados incluyeron compromisos para triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para el cercano 2030, y avanzaron en cuanto a la adaptación y el financiamiento, incluida la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños. Sin embargo, la sensación es que los compromisos financieros son muy limitados y hace falta mucho más para hacer llegar la justicia climática para quienes se encuentran en primera línea de la crisis.

Estas noticias decembrinas me hicieron reflexionar también sobre la justicia y equidad climática, así como en estas fechas se disfruta de las fiestas con total razón, algunos se endeudan y se angustian sin justificación, al igual que muchos países vulnerables se están ahogando en deudas y corren el riesgo de los estragos del clima, el llamado es a la acción real y no seguir con las promesas de cada navidad de regalos que no llegarán.

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Ca­mi­lo Cor­tés- Use­che es bió­lo­go Ma­rino. Maes­tro en Ma­ne­jo de Eco­sis­te­mas Ma­ri­nos y Cos­te­ros, con doc­to­ra­do e in­ves­ti­ga­ción post­doc­to­ral en el área de las Cien­cias Ma­ri­nas. Su tra­ba­jo en el cam­po de la ges­tión y eco­lo­gía ma­ri­na en la Re­pú­bli­ca Do­mi­ni­ca­na le va­lió el re­co­no­ci­mien­to del “Pre­mio Dr. Alon­so Fer­nán­dez Gon­zá­lez 2020” a las Me­jo­res Te­sis de Pos­gra­do del CIN­VES­TAV en la Ca­te­go­ría Doc­to­ra­do. In­no­va­dor de la sos­te­ni­bi­li­dad, cien­tí­fi­co y dis­tin­gui­do por sus apor­tes en la con­ser­va­ción de la na­tu­ra­le­za. Du­ran­te los úl­ti­mos años ha li­de­ran­do coa­li­cio­nes para un mo­de­lo re­si­lien­te al cam­bio cli­má­ti­co ba­sa­do en la cien­cia, con una idea fir­me del desa­rro­llo so­cial jus­to.