Por: Camilo Cortés-Useche (Colombia).

Un día de 1998, durante una tarde cargada de nubes, sentí en casa ajena pero materna unas ganas espontáneas de saborear aquella bebida negada para algunos. El señor de la casa, fiel a sus costumbres y virtudes, pidió amablemente dos tazas a rebosar de café. El hecho fue realizado por una mujer con don de servicio y la receta fue tradicional; agua y granos tostados procedentes del “eje”.

Mientras esperábamos sentados, una conversación cálida y entretenida empezaba, era un buen comienzo, por que la tarde era fría y aburrida. Tanto es así que, a pesar de sentir el primer paladeo amargo, el gusto y la conversación producto de esa taza permitió por años disponer de una dulce tradición con el gran señor y otros convidados. Convencido de que aquella anécdota no fue algo intrascendente para mí, he guardado esas conversaciones, muchas de ellas con historias basadas en la mágica vida del campo, el contacto con la naturaleza y en ciertos casos cuentos sobrenaturales.

Ahora que he recordado algunas de esas historias, es conveniente sacarlas y ponerlas en el contexto adecuado. Como sociedad necesitamos responder a los desafíos como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el riesgo de desastres naturales. Las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) por ejemplo son un concepto que incluye a todas las acciones que se basan en los ecosistemas y los servicios que estos proveen.

En la actualidad no basta con ofrecer soluciones, si no que es necesario considerar el poder de la naturaleza y también darle el respeto que merece. Es irrefutable el crecimiento urbano que hemos presenciado en cada rincón natural, el aumento de la población e infraestructuras de las ciudades es cada vez más manifiesto. Toda esta trayectoria moderna, toda esta demanda de recursos, se le acuña el termino científico de Antropoceno, período de tiempo marcado por la urbanización, el uso de combustibles fósiles, la deforestación, la demanda de agua o la explotación de los recursos marinos.

Integrar la naturaleza debería ser también una dulce costumbre, cambiando la receta dependiente de infraestructura gris como lo son la construcción de diques, embalses, represas y sistemas de drenaje, incluyendo alternativas estimulantes como la restauración de arrecifes de coral, manglares y dunas costeras, que sirven de defensa natural ante el riesgo climático, hacen frente a factores de estrés local como la contaminación, tienen menores costos de inversión, menores gastos de operación y mantenimiento.

Recientemente la (IUCN) International Union for Conservation of Nature, ha desarrollado un Estándar Global para la implementación de SbN, cuyo objetivo es garantizar la credibilidad de la aplicación de este enfoque, así como el seguimiento y la evaluación de su adopción con fines de gestión adaptativa, de modo que sus contribuciones puedan inspirar a otras entidades, sectores e individuos.

Esto se trata de estimular, de volver a las virtudes de la naturaleza misma, que ofrece con amabilidad servicios para los retos de una sociedad que crece sin mesura y que podamos asistir con a regiones que son vulnerables al riesgo del cambio ambiental global.

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Ca­mi­lo Cor­tés es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, doctor y post doctor en Ciencias Marinas. Su investigación en el área de la ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del Cinvestav en la Categoría Doctorado. Forma parte del movimiento Wave of Change del Grupo Iberostar, como Coastal Health Regional Manager, donde trabaja en la salud Costera en la región Caribe, llevando a cabo investigación científica.