Por: Ca­mi­lo Cor­tés-Use­che (Co­lom­bia).

 No quiero extraviarme por los agudos precipicios del reloj; no obstante, si deseo recordar esos momentos brillantes donde un minuto por efímero que parezca se vuelve eterno. Moviéndome entre esos recuerdos donde el tiempo no da tregua, me he aferrado a los que me hacen me volar.

Cuando hay crisis y oscuridad, lo mejor es escapar de esa realidad. Podría hablar de la ciudad. Decir que su velocidad es la revelación de nuestra naturalidad. Que cuando el tiempo agobia, el aire, la tierra y el agua de nuestro hogar con claridad nos dan paz. Recordaría esos minutos respirando un olor dulce, mientras soltaba una mirada serena en noches estrelladas. Podría recordar estas cosas entre la actual crisis ambiental.

Esta semana se llevó a cabo la reunión internacional colaborativa llamada “Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos – nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad”, que promovió la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, tuvo el objetivo de crear un espacio para que todas las personas participantes puedan compartir experiencias e iniciativas para proteger el planeta y contribuir al desarrollo sostenible e inclusivo.

Estocolmo+50, provee recomendaciones para los países, poniendo en el centro a los y las jóvenes y el trabajo coordinado entre distintos sectores.

A través de este espacio se pretende recordar un encuentro realizado 50 años atrás; la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972, la cual convirtió a la acción ambiental en un asunto mundial urgente. En esa oportunidad, asistieron alrededor de 120 países y los participantes adoptaron una serie de principios sobre el medio ambiente, entre ellos la Declaración de Estocolmo y el Plan de Acción para el Medio Humano.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se creó como resultado de la conferencia. Ahora, 50 años después de la reunión de Estocolmo, el mundo se enfrenta las tres crisis planetarias que amenazan su futuro: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la contaminación y los residuos, así como a otros males que están afectando la prosperidad y el bienestar esta y de futuras generaciones.

Los habitantes del planeta Tierra, nos hemos acostumbrado generación tras generación a la voz persistente de alarma que anuncia crisis ambiental. Basta un minuto para recordar que la Tierra es nuestro hogar, o quizás soñar con un escape sideral.

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Ca­mi­lo Cor­tés  Use­che es Bió­lo­go Ma­rino. Maes­tro en Ma­ne­jo de Eco­sis­te­mas Ma­ri­nos y Cos­te­ros, doc­tor y post doc­tor en Cien­cias Ma­ri­nas. Su in­ves­ti­ga­ción en el área de la eco­lo­gía ma­ri­na en la Re­pú­bli­ca Do­mi­ni­ca­na le va­lió el re­co­no­ci­mien­to del “Pre­mio Dr. Alon­so Fer­nán­dez Gon­zá­lez 2020” a las Me­jo­res Te­sis de Pos­gra­do del Cin­ves­tav en la Ca­te­go­ría Doc­to­ra­do. For­ma par­te del mo­vi­mien­to Wave of Chan­ge del Gru­po Ibe­ros­tar, como Coas­tal Health Re­gio­nal Ma­na­ger, don­de tra­ba­ja en la sa­lud Cos­te­ra en la re­gión Ca­ri­be, lle­van­do a cabo in­ves­ti­ga­ción cien­tí­fi­ca.