Por: Camilo Cortés-Useche. (Colombia).

Los habitantes del planeta nos hemos acostumbrado a los pronósticos del clima que anuncian extremos. Los termómetros son agobiados por el intenso calor, o tal vez, diezmados por las bajas temperaturas. Diariamente en el informativo de la mañana somos testigos de nuevos “récords”, olas de calor intensas en regiones árticas o fríos polares en zonas tropicales.

Después, caen entonces los malos presagios; inundaciones, huracanes, incendios forestales, deslaves y otros tantos tormentos. Habíamos oído del cambio climático y sus efectos como algo fantástico y sensacional, pero ahora es un hecho y nos toca.

El mes pasado, durante el sexto informe de evaluación del grupo intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, nos sacudimos con un mensaje en el mismo informativo de la mañana que acostumbramos a ver, alerta roja para la humanidad estampaba el titular.

Décadas de investigación por parte de científicos nos han cargado la responsabilidad humana del aumento de fenómenos extremos en nuestro planeta, producto de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) procedentes de fuentes antropogénicas que han aumentado a un ritmo acelerado. Tal cual como lo describe el reporte, cambios en el clima “sin precedentes” en los últimos miles de años y que en algunos casos serán “irreversibles” durante siglos o milenios.

Creo que está de más decir que no afrontamos los tiempos más benévolos o equilibrados como humanidad. Nacimos con el poder legítimo de lo escrito, sin embargo, nuestro fruto está en frente para que se pueda elegir el bien, si en el pasado no fue así, tal vez en el presente sí.

Por eso, la meta es evitar ver estos impactos negativos en el informativo nacional, posiblemente a través de los esfuerzos globales irreversibles, esta vez para reducir drásticamente las emisiones de GEI para 2030 y eliminar grandes reservas de CO2 de la atmósfera para 2050.

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Ca­mi­lo Cor­tés es bió­lo­go ma­rino y Maes­tro en Ma­ne­jo de Eco­sis­te­mas Ma­ri­nos y Cos­te­ros, doc­tor y post doc­tor en Cien­cias Ma­ri­nas. Su in­ves­ti­ga­ción en el área de la eco­lo­gía ma­ri­na en la Re­pú­bli­ca Do­mi­ni­ca­na le va­lió el re­co­no­ci­mien­to del “Pre­mio Dr. Alon­so Fer­nán­dez Gon­zá­lez 2020” a las Me­jo­res Te­sis de Pos­gra­do del Cin­ves­tav en la Ca­te­go­ría Doc­to­ra­do. For­ma par­te del mo­vi­mien­to Wave of Chan­ge del Gru­po Ibe­ros­tar, como Coas­tal Health Re­gio­nal Ma­na­ger, don­de tra­ba­ja en la sa­lud Cos­te­ra en la re­gión Ca­ri­be, lle­van­do a cabo in­ves­ti­ga­ción cien­tí­fi­ca.