Por: Camilo Cortés- Useche, PhD.
En las últimas semanas, mi mente se ha visto envuelta en una maraña de recuerdos y visiones, todas centradas en la figura inconfundible de una niña que no logra desvanecerse de mis pensamientos. Al principio, imaginé que se trataba simplemente de un eco de mi propia infancia, una imagen borrosa de juegos y aventuras en los mágicos pueblos de mi país. Pero había algo en aquella visión que desafiaba mi comprensión, una radiante luz que se posaba sobre mí, nunca antes había experimentado algo semejante.
Era una luz tan pura que parecía iluminar todo mi ser, como si el propio sol hubiera decidido inclinarse hacia mí. La pequeña criatura que se dibujaba ante mis ojos apenas podía caminar, y, sin embargo, la energía que emanaba de ella era tan intensa que parecía llenar el espacio alrededor con una luminosidad noble y envolvente.
No podía discernir si lo que veía era un sueño, una visión, o simplemente pensamientos que se entrelazaban en mi mente siempre inquieta. La niña aparecía vestida de blanco, con el cabello suelto y rizado, su rostro angelical siempre adornado con una sonrisa que iluminaba aún más el entorno. Era como si aquella pequeña estuviera llamándome, o tal vez llevándome hacia un acantilado que se unía con el horizonte marino.
Decidí seguir el rastro de aquella visión, y emprendí camino hacia esa cima. La brisa marina, con su toque salado y el aroma de las nubes, me envolvía mientras ascendía rápidamente. Al llegar arriba, una casa de madera rosa apareció ante mis ojos, con ventanales adornados con cortinas rasgadas que danzaban al ritmo del viento. Detrás de esos ventanales, la niña y una silueta de una esbelta dama, con el cabello ondeando, se recortaba contra los rayos penetrantes del atardecer.
A pesar de mis esfuerzos por acercarme a la casa, la distancia parecía estirarse cada vez más, y la casa se mantenía alejada, como un sueño inalcanzable. Finalmente, cuando llegué a la casa y abrí la puerta, me invadió una serie de sensaciones indescriptibles. Era como si me despertara dentro de un sueño, un sueño del que no estaba seguro si deseaba despertar. Este encuentro onírico me ha llevado a reflexionar sobre la grandeza de la vida, de los sueños, y las amenazas que acechan nuestros sentimientos y esperanzas.
En el presente, cuando la naturaleza y la vida en la Tierra se ven severamente impactadas por el cambio climático, me gustaría destacar que hace unos días el mundo se detuvo para conmemorar el Día Mundial del Clima, una jornada crucial que destaca la urgencia de enfrentar el cambio climático. En un año marcado por una creciente conciencia ambiental y una mayor urgencia en la lucha contra el calentamiento global, este día volvió a ocupar un lugar destacado en la agenda global.
La celebración de este año subrayó varios aspectos críticos. En primer lugar, el evento ofreció una plataforma vital para la conciencia y educación ambiental. En un contexto donde el cambio climático se presenta como una amenaza cada vez más palpable, el Día Mundial del Clima ha servido para educar a la población sobre cómo sus acciones diarias impactan el clima. La campaña de este año incluyó una serie de eventos educativos, desde talleres hasta conferencias virtuales, enfocadas en cómo los ciudadanos pueden contribuir activamente a la solución del problema climático.
La movilización y la acción fueron el foco central de las actividades. A nivel global, se hicieron llamados intensos a gobiernos, empresas y ciudadanos para que adopten políticas y prácticas más sostenibles. Las autoridades internacionales y los líderes de opinión usaron esta jornada para presionar por cambios significativos en las políticas climáticas y promover iniciativas ecológicas que promuevan la sostenibilidad a largo plazo.
En cuanto a las políticas y metas internacionales, el Día Mundial del Clima coincidió con una serie de revisiones cruciales. Los compromisos climáticos de países firmantes del Acuerdo de París fueron evaluados y actualizados, con un énfasis renovado en la reducción de emisiones y el impulso de estrategias más agresivas para frenar el calentamiento global. Las negociaciones y anuncios hechos en esta fecha marcarán el rumbo de las políticas ambientales globales en los próximos años.
El evento también destacó la visibilidad de proyectos y soluciones innovadoras. Se exhibieron tecnologías limpias, energías renovables y prácticas sostenibles que prometen ser clave en la mitigación del cambio climático. Este año, la atención se centró en nuevas iniciativas que buscan transformar el panorama energético y reducir la huella de carbono global. Finalmente, el Día Mundial del Clima reafirmó la necesidad de cooperación global.
El cambio climático es un desafío que no conoce fronteras, y la jornada subrayó la importancia de la colaboración internacional para enfrentar este problema de manera efectiva. Se hicieron llamados a fortalecer los acuerdos y alianzas internacionales, cruciales para abordar el impacto global del cambio climático. Ojalá que no sea un sueño más que contar.
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Camilo Cortés- Useche es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, con doctorado e investigación postdoctoral en el área de las Ciencias Marinas. Su trabajo en el campo de la gestión y ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del CINVESTAV en la Categoría Doctorado. Innovador de la sostenibilidad, científico y distinguido por sus aportes en la conservación de la naturaleza. Durante los últimos años ha liderando coaliciones para un modelo resiliente al cambio climático basado en la ciencia, con una idea firme del desarrollo social justo.
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