Por: Durruty de Alba (México).

Debido a que las representaciones colectivas coherentes del cielo solo surgieron a la luz de sus relaciones implícitas con las diversas esferas de la vida social, no pueden ser singularizadas y tratadas como equivalentes no modernos de los modelos occidentales de realidad.

Stanisław Iwaniszewski, “The sky as a social field” en Archaeoastronomy and Ethnoastronomy: Building Bridges between Cultures, IAU-CUP, Cambridge UK (2011), p. 31

Los temas que hasta ahora he tratado en el espacio de esta columna son apenas algunos atisbos a la vasta historia de la ciencia del cielo en distintas épocas y lugares. He pretendido aportar un poco al conocimiento de hechos, personajes, libros e imágenes que nos permitan justipreciar el papel de esta ciencia para las sociedades que la cultivan y justo es reconocer y felicitar a todas las personas involucradas en el proyecto multiplataforma NCC por los cinco años de actividades cumplidos, de los cuales el último he tenido el privilegio de colaborar.

En tanto medio escrito “Plumas NCC” nos ha permitido explorar y comunicar ideas muchas de ellas plasmadas de igual forma en textos de diverso formato y origen, así para continuar con nuestro tema de los antiguos observadores del cielo en esta ocasión, algunos de los ejemplos presentados me fue posibles conocerlos gracias a mi asistencia antes de las restricciones pandémicas a congresos académicos, otro conseguido en ese gran escaparate del libro en español (y algunos otros idiomas) que es la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

Y sobre los vestigios y estudios de las antiguas culturas de lo que ahora es México justo en la FIL años antes de la pandemia encontré un pequeño volumen de formato cuadrado con el título Cosmogonía antigua de México (UNAM, 2005), acompañado de un CD que contiene la exposición “BIG BANG, Museo Virtual de la Cosmogonía Antigua Mexicana”, producción posible gracias a la colaboración entre el Instituto de Investigaciones Filológicas, el Seminario de Estudios para la Descolonización de México de la Coordinación de Humanidades y la Dirección General de TV UNAM, todas instancias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Sobre la obra escribe el doctor Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013): “El propósito de este Museo, es demostrar que en la cultura antigua mexicana, desde su principio hasta su término, se expresa esta misma idea cosmogónica [creación no como un hecho único sino como proceso interminable] que la rige y le da sentido superior” (Op. Cit. p. 11); en el CD que acompaña al pequeño libro se explica que cuatro entidades de la naturaleza son el primordial objeto de representación en la plástica del México antiguo: el ser humano, la serpiente, el felino y el ave, elementos con los cuales ilustran sus ideas acerca de la creación del universo.

Foto: Durruty J. de Alba M.

Otro pequeño libro, pletórico de ilustraciones, es The Mayan and other Ancient Calendars (Walker & Co., 2007) de Geoff Stray, en el cual describe y explica los sistemas calendáricos de las culturas antiguas de China, la India, Babilonia, Egipto así como los de los romanos, mayas y aztecas; me topé con este peculiar volumen en la muy surtida librería de la Universidad de Notre Dame en Indiana, Estados Unidos en ocasión de una de mis asistencias al Taller Bienal de Historia de la Astronomía que ahí se celebra.

Publicado en 2004, Astronomía en el área Maya (Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán) fue un afortunado descubrimiento en la librería de la propia institución que visité en 2015 pues en Mérida se celebró el Congreso Nacional de Física correspondiente a ese año; el libro cuyo autor es Orlando J. Casares Contreras (1979), profesor en la UAY, quien en cuatro capítulos cubre desde el calendario maya, los aspectos socioculturales de la astronomía maya y el pasado, presente y evolución de dicha astronomía cubriendo incluso la época colonial.

Foto: Durruty J. de Alba M.

Regresando a los descubrimientos en la FIL de Guadalajara, la tercera edición de Pensamiento matemático y astronómico en el México precolombino (Instituto Politécnico Nacional, 1995) de Guillermo Garcés Contreras dividido en tres partes con un total de 18 capítulos abarca desde los comparativos de los numerales en la civilizaciones del viejo y el nuevo mundo, la tradición matemática y astronómica mesoamericana hasta la madurez de dicha tradición, que recorre y ejemplifica describiendo casos como los discos astronómicos de Xochimilco y Chalco, el de Tezcatlipoca y por supuesto la celebérrima Piedra del Sol descubierta el 17 de septiembre de 1790 al hacer una nivelación de la plaza mayor en la Ciudad de México.

Son éstos algunos títulos que el lector interesado en el conocimiento astronómico de las culturas antiguas puede localizar y consultar para ampliar sus perspectivas y con ello apreciar más los vestigios que aún se conservan. (continuará)

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Du­rruty de Jesús de Alba Martínez es licenciado en Física adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dedicado a la divulgación e historia de la ciencia. Desde 1990 escribe sobre dichos temas en distintos medios de comunicación de Jalisco, México. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Física, la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.