Por: Du­rruty de Alba (Mé­xi­co).

Antes de que sea posible adquirir un conocimiento claro de la posición o distancias de cualquier cuerpo en el universo fuera de la superficie de la tierra, primero es indispensable que nosotros, que tenemos que hacer estos cálculos, determinemos claramente nuestra propia posición con referencia a los cuerpos que observamos.

Dionysius Lardner, The Museum of Science & Art Vol. I, Walton and Maberly, London (1854), p. 97

Como en el trabajo astronómico se requiere establecer un pertinente sistema de referencia, con el cual se facilite la descripción de la posición y evolución de los objetos en la bóveda celeste, también necesitamos como interesados en el conocimiento acerca de la naturaleza referencias que guíen nuestra curiosidad, y si ello está imbuido de un sentido lúdico, entonces la respuesta natural y abierta para todo el público con la cual satisfacer dicha necesidad son los museos.

El pasado 18 de mayo se celebró el Día Internacional de los Museos, establecido en 1977 a partir de una resolución emitida por el Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés) en su asamblea general celebraba dicho año en Moscú, con el objetivo de transmitir el mensaje de que “Los museos son un medio importante para los intercambios culturales, el enriquecimiento de culturas, el avance del entendimiento mutuo, la cooperación y la paz entre los pueblos” (https://imd.icom.museum/es/que-es-el-dim/un-poco-de-historia/); en tanto mi interés profesional está dirigido a la astronomía y su historia, haré un breve recorrido por algunos espacios museísticos relacionados a esta ciencia.

Empiezo en la capital de mi país, México, donde el Museo Nacional de Historia en el imponente Castillo de Chapultepec, además de albergar sendas salas dedicadas a la astronomía y la meteorología cultivadas cuando ahí funcionaban los observatorios respectivos, preparó una entrañable exposición dedicada al hito fundacional de la astronomía moderna en México, cuyo título fue “Venus en el país del Sol naciente” (https://mnh.inah.gob.mx/venus-en-el-pais-del-sol-naciente).

(Foto: Durruty J. de Alba M.)

Luego como nativo y habitante de Guadalajara, México en varias ocasiones me he cuestionado acerca de los espacios, de los cuales pueden disponer los habitantes y visitantes de la ciudad para conocer de ciencia, tristemente la oferta es muy reducida, y si hablamos de la ciencia del cielo un franco atentado contra esos espacios lo constituyó el desmantelamiento del Centro de Ciencia y Tecnología Planetario “Severo Díaz Galindo”, sobre lo cual ya hemos escrito y hablado en foros diversos (http://www.gaceta.udg.mx/un-museo-de-ciencia-para-guadalajara-o-el-abandono-del-planetario/).

Sin embargo, y en honor al valor que representan para la sociedad los museos tapatíos, he de relatar mi propia experiencia en otro de ellos, el Museo de la Ciudad de Guadalajara (https://es-la.facebook.com/MuseoDeLaCiudadGuadalajara).

Al poco tiempo de su inauguración (14 de febrero de 1992) llevé a conocerlo al muy estimado maestro Marco Arturo Moreno Corral, astrofísico del Instituto de Astronomía de la UNAM en Ensenada y un prolífico historiador de su disciplina, cuando visitamos la sala dedicada al siglo XIX captó la atención de ambos un pequeño libro en una de las vitrinas, eran las Lecciones de Astronomía del presbítero y doctor Agustín de la Rosa (1824-1907), el pie de imprenta indicaba su publicación en el año de 1859 a lo que el maestro Moreno comentó se trataba probablemente de uno de los primeros libros de texto de la disciplina del México Independiente, ello azuzó mi curiosidad dedicando parte de mi actividad a indagar sobre la historia de la astronomía en Jalisco, a lo largo de los años en los cuales me he dedicado a ello, puedo decir que me ha granjeado grandes satisfacciones y el privilegio de conocer lugares y personas de primer nivel en ese campo.

(Foto: Durruty J. de Alba M.)

Uno de tales lugares es el primer planetario establecido en el continente americano, el Adler de Chicago (https://www.adlerplanetarium.org/) donde además se resguarda la más fantástica colección de libros tanto como cualesquier objeto relacionado con la astronomía y su historia.

Tal institución además es coorganizadora con la Universidad de Notre Dame del Taller Bienal de Historia de la Astronomía (https://www3.nd.edu/~histast/), recuerdo una muy vívida lección sobre el uso de astrolabios que nos impartió el doctor Marvin Bolt, en ese momento curador en jefe del Adler, en las escaleras del recinto.

El curioso libro, del cual tomé el epígrafe de esta nota es en cierta forma el precursor de lo que mi amigo y colega Juan Nepote ha llamado “un museo de bolsillo” y quien por cierto coordinó un necesario libro sobre el tema: Instrucciones para armar museos de ciencias (Editorial UdeG, Guadalajara 2021); luego el Museo de Ciencias Ambientales en el cual colabora, imagino tendrá un espacio adecuado para admirar y conocer el cielo nocturno en tanto valioso recurso ambiental que hemos olvidado en las grandes ciudades.

(Foto: Durruty J. de Alba M.)

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Du­rruty Je­sús de Alba Mar­tí­nez es li­cen­cia­do en Fí­si­ca ads­cri­to al Ins­ti­tu­to de As­tro­no­mía y Me­teo­ro­lo­gía (IAM) de la Uni­ver­si­dad de Gua­da­la­ja­ra (UdeG), de­di­ca­do a la di­vul­ga­ción e his­to­ria de la cien­cia. Des­de 1990 es­cri­be so­bre di­chos te­mas en dis­tin­tos me­dios de co­mu­ni­ca­ción de Ja­lis­co, Mé­xi­co. Es miem­bro de la So­cie­dad Me­xi­ca­na de Fí­si­ca, la So­cie­dad Me­xi­ca­na de His­to­ria de la Cien­cia y la Tec­no­lo­gía, del De­par­ta­men­to de Es­tu­dios His­tó­ri­cos de la Ar­qui­dió­ce­sis de Gua­da­la­ja­ra y de la Red Me­xi­ca­na de Pe­rio­dis­tas de Cien­cia.