Guatemala

Desde que comenzó la pandemia, muchas actividades cotidianas tuvieron que ajustarse al momento histórico, por ejemplo, la educación tuvo que migrar de lo presencial a lo virtual.

Sin embargo, no todas las personas tienen acceso a internet. En Guatemala, el profe Lalito, como es conocido por sus alumnos, se entristeció al recibir la noticia de que las clases debían ser suspendidas para evitar la propagación del virus.

 Consciente de que muchos de sus alumnos no cuentan con servicio de internet, tomó 95 dólares de su propio bolsillo para armar una escuela rodante. Adecuada en una bicicleta con una pizarra, una estructura metálica, panel solar y una pantalla plástica para brindar protección a los niños durante las clases.

Con esta escuela rodante, el maestro viaja decenas de kilómetros para impartir clases a sus alumnos de sexto grado. Los niños esperan ansiosos la llegada de su profesor en la entrada de sus casas, pues saben que no volverán físicamente a las clases, por lo menos por lo que resta del año.

Por: EFE