Guadalajara, Jalisco
Ante la presencia y desarrollo acelerado de nuevas herramientas de Inteligencia Artificial, que proponen soluciones inmediatas ante procesos de creación o interpretación humana, ¿Cómo pueden hacer frente los autores de obras derivadas, que traducen o adaptan las obras primigenias no sólo desde las reglas lingüísticas, sino también desde su propio talento e ingenio?
Este tema predominó en la charla “Cuando el destino nos alcanzó. Las IA y los derechos autorales de los traductores” de la FIL Guadalajara, donde Alejandra Ramírez Olvera y Gustavo Schotz dialogaron sobre la importancia del trasfondo humano que se impregna en las obras, un valor cuyo reconocimiento debe predominar por encima de las facilidades que implica un comando robotizado.
En esta conversación, la traductora y comunicadora visual Alejandra Ramírez, expuso la importancia de los contextos personales y el valor de cada ser humano al momento de imprimir su esencia dentro de una obra. “Todas y todos somos únicos, y eso, hasta ahora, las IA no han podido replicar. Cuando las IA generan contenido, lo hacen basándose en esencias únicas que crearon una obra”, mencionó Olvera, al tiempo que reflexionaba si como humanidad, realmente queríamos desarrollar tecnologías que cada vez amenazan nuestra existencia.
Al mismo tiempo, Alejandra mencionó la urgencia y necesidad de que exista una regulación en estas herramientas, pues se están usando de forma indiscriminada.
Obras, autoría y creación tangible
Al hablar de la Ley Federal de Derecho de Autor, Ramírez también remitió a diversos conceptos en torno a quién o quiénes pueden ser considerados creadores. Al respecto, mencionó que un autor es aquella persona física que ha creado una obra literaria o artística, lo cual por definición excluye a las IA.
De igual forma “(…) la obra es aquella creación primigenia, creada de origen sin estar basada en otra preexistente, o que si está basada en otra, sus características permiten afirmar su originalidad” citó Olvera, reiterando que ante estos conceptos falla la Inteligencia Artificial.
De igual forma, esta promotora de las letras escandinavas especificó que, al no dar reconocimiento de las obras en las que las IA se basan para generar sus contenidos, se realiza plagio, pues no son ideas propias.
La mayor problemática mencionada en este panel es que aún no existe una definición formal y aceptada de estas tecnologías, en contraparte a que en Latinoamérica aún no es un problema latente ante la informalidad laboral y la falta de salarios dignos para los creadores de obras primigenias o derivadas, por lo que aún no es rentable sustituir el trabajo humano.
Un gremio que defienda la creación
Por su parte, Gustavo Schotz, experto en temas de propiedad intelectual de origen argentino, reconoció que una de las mayores ventajas de la traducción literaria es que ya no es peleada por fines económicos, sino por el talento de las y los creadores.
Sin embargo, ante las amenazas de la IA, Schotz reconoció dos necesidades esenciales que se compaginan: Los autores, por género, necesitan crear sindicatos y formar un gremio fuerte. Así, desde la gestión colectiva, es como se pueden crear legislaciones consistentes.
Aunque Gustavo reconoce que la legislación sobre protección intelectual en Latinoamérica es muy endeble, es posible crear cambios o alternativas fuera de la individualidad, como estrategias que involucren el uso global de la IA, o luchar por negociaciones a otra escala
Ante ello, reconoció que “Un derecho de remuneración podría ser una solución ante la situación de las IA. Se necesitan efectividades conducentes, y pensar en asociación y trabajo conjunto: Pasar de derecho exclusivo a soluciones conjuntas ante algo que ya está presente”.
En conclusión, tanto Schotz como Olvera reconocen que, a diferencia de otras necesidades con fines comerciales, la traducción literaria es la que está en menos riesgo de ser emulada por la IA. “La traducción literaria es creación. Una facultad que no puede generar la Inteligencia Artificial”, recordó Leticia García Cortés, moderadora de la charla.
Sin embargo, aunque el debate de esta herramienta tecnológica es urgente, también existen otras necesidades que deben resolverse como parte de una lógica de dignidad laboral: la creación de contratos, respaldos legales, tarifas justas y un trato congruente al trabajo creativo de cualquier artista.
Miriam Jiménez / NCC Iberoamérica
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