Los hallazgos de un nuevo estudio publicado en el revista Royal Society Open Science arrojan nueva luz sobre las ranas comúnes (Rana temporaria Linnaeus), sugiriendo que las hembras no se limitan a soportar la lucha de los machos por aparearse – una situación en la que varios machos pueden acabar aferrándose a una hembra – optando así por fingir su propia muerte.
«Antes se pensaba que las hembras no podían elegir o defenderse de esta coacción masculina», explica Carolin Dittrich, primera autora del estudio, del Museo de Historia Natural de Berlín. Pero la investigación sugiere que quizá no sea así. «Las hembras no son pasivas, como se creía», afirma Dittrich.
Más común en hembras de menor tamaño
El estudio, Dittrich y el Dr. Mark-Oliver Rödel, explican cómo colocaron a cada rana macho en una caja con dos hembras: una grande y otra pequeña. A continuación, grabaron en vídeo el comportamiento de apareamiento.
Los resultados, obtenidos de 54 hembras que experimentaron las garras de un macho, revelaron que el 83 % de las hembras intentaron girar su cuerpo e inmovilidad tónica (fingimiento de muerte) como mecanismo de defensa.
El 48 % de las hembras emitieron gritos de liberación, como gruñidos y chillidos, y todas ellas rotaron el cuerpo, mientras que el 33 % de las hembras atrapadas por un macho mostraron inmovilidad tónica, es decir, se pusieron rígidas con los brazos y las piernas extendidos en una postura que recuerda a la de «hacerse el muerto».
Las hembras más pequeñas empleaban las tres tácticas a la vez con más frecuencia que las más grandes.
Según el equipo, la inmovilidad tónica podría ser una respuesta al estrés. Descubrieron que era más común en las hembras más pequeñas y, por tanto, más jóvenes, lo que podría ser resultado de un mayor estrés derivado de una menor experiencia en la reproducción.
Las tácticas, añaden, permitieron al menos a algunas hembras eludir las garras de los machos. «La exhibición del comportamiento de evitación de la pareja resultó en la huida de 25 hembras”.
Comportamiento con otros fines
Sin embargo, los investigadores reconocen que los comportamientos de las ranas pueden tener otros fines, y sugieren que, si bien las rotaciones de las hembras pueden ayudarlas a alejar a un macho, podría ser una forma de poner a prueba la fuerza y resistencia del macho, rasgos que podrían aumentar sus posibilidades de supervivencia si el macho puede rechazar a sus rivales.
El estudio también tiene limitaciones, entre ellas que se necesita una muestra de mayor tamaño para investigar si las hembras más pequeñas tienen realmente más éxito a la hora de escapar, como insinúa la investigación, y que sólo se presentó un macho a cada pareja de hembras.
Sin embargo, Dittrich señaló que el estudio aportaba nuevos datos sobre el comportamiento de las ranas hembras. «Creo que aunque llamemos rana común a esta especie y pensemos que la conocemos bien, sigue habiendo aspectos que desconocemos y en los que quizá no hemos pensado», afirmó.
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