Investigadores italianos han descubierto una fortificación amurallada de más de 3.000 años de antigüedad en un asentamiento prehistórico en la isla italiana de Ustica (Sicilia, sur) que muestra «una comunidad evolucionada y próspera», reveló hoy el Instituto Nacional de Geología y Vulcanología (INGV) de Italia.

El descubrimiento de esta estructura ha permitido «arrojar una nueva luz sobre las técnicas de construcción de estructuras defensivas en la prehistoria del Mediterráneo» en un pueblo que constituye «un caso ejemplar» en su contexto histórico, señaló el INGV en su web.

El «Pueblo de los Acantilados», que data de la Edad de Bronce y cuya existencia fue «bruscamente interrumpida» hacia el año 1200 a.C. por un acontecimiento «natural o antrópico», contaba con un «ordenado plan urbano», explicó Domenico Targia, director del parque arqueológico siciliano en el que se encuadra esta zona prehistórica.

«Este pueblo prosperó entre el 1400 y el 1200 A.C», expuso Targia, que sostuvo que este plan urbano estaba formado por «decenas de chozas construidas al borde de calles estrechas, y rodeado por una imponente muralla de 250 metros de largo y entre 4 y 5 metros de altura».

Resultados de la investigación

Los resultados de la investigación, realizada por un equipo multidisciplinar con el INGV a la cabeza y que refuerzan la hipótesis de «la existencia de un sistema de defensa articulado y sofisticado», han sido publicados recientemente en la revista científica internacional Journal of Applied Geophysics.

De hecho, el uso de la estructura fortificada «abre una nueva ventana a la comprensión» de la civilización que habitaba el asentamiento, que se encuentra en óptimo estado de conservación y que objeto de estudio y excavaciones durante décadas, en palabras del director del Museo de Ciencias de Ustica, Franco Foresta.

Y sugiere «una complejidad defensiva que va más allá de las expectativas», comentó Foresta.

«La tecnología geofísica nos ha permitido descubrir capas ocultas de la historia, abriendo el camino a más investigaciones sin el uso invasivo de las excavaciones», dijo.

Los geólogos y geofísicos del INGV utilizaron «técnicas no invasivas para sacar a la luz estructuras semienterradas» que emergen en ocasiones a lo largo de los 250 metros que ocupa la estructura de uno de los asentamientos «mejor conservados de su época», según Targia.

El uso de un radar de penetración terrestre y la tomografía eléctrica permitió «localizar con precisión y de forma totalmente no invasiva los cimientos profundos de la estructura antemural», declaró el investigador del INGV Vincenzo Sapia, que precisó que la estructura localizada «desempeñaba las funciones de primera barrera defensiva”.

«Según los científicos, este pueblo constituye un caso ejemplar en el contexto mediterráneo de la Edad de Bronce, ya que demuestra que ya en aquella época debía de existir un plan urbanístico con la tarea de distribuir de forma ordenada las cabañas y las vías de acceso, y de proyectar una muralla defensiva larga y alta junto con otras estructuras antemurales, como las descubiertas ahora gracias a las investigaciones geofísicas», apuntó el organismo.

El Parque Arqueológico siciliano de Himera, Solunto e Iato, en el que se incluye el «Pueblo de los Acantilados», comprende también estructuras coloniales griegas, ciudades púnicas y asentamientos indígenas.